José Antonio Primo de Rivera, José Antonio para sus amigos, sus enemigos y hasta para los indiferentes fue sin duda una figura carismática. Varias son las razones para que lo fuera. Creo que hay dos que predominan. Por una parte, su idealismo, rasgo indiscutible para quien observe su actuación en el mundo de la política. Por otra, el hecho de que su incursión en el mismo le ocasionó la muerte en plena juventud, a la edad de 33 años, el 20 de noviembre de 1936. El trabajo que me propongo llevar a cabo intenta no ser una biografía más, sino ante todo un análisis y una descripción de los rasgos básicos de su personalidad.
José Antonio fue una persona culta. Redactaba muy bien, como se puede apreciar en los textos de las cartas que escribió a distintas personas familiares y amigos- el 19 de noviembre de 1936, víspera de su fusilamiento, una vez que supo la sentencia de condena a muerte dictada por el llamado «Tribunal Popular» que le tocó en desgracia.
José Antonio no fue una persona agresiva. Según quienes le trataron, más bien propendía, a la ironía y a lo que él mismo llamaba «la cólera bíblica». No obstante, era de complexión fuerte y había practicado deporte. También era valeroso. Así pues no es de extrañar que en más de una ocasión hiciera uso de ambas condiciones y no se dejase atropellar, lo cual no supone que tuviera un carácter pendenciero. Incluso cuando lideraba un movimiento político cuyos miembros llegaron a pagar con su vida, tardó en reaccionar pagando a sus adversarios con la misma moneda, lo que fue objeto de reproches e incluso de comentarios un tanto satíricos en la prensa.
Es incuestionable su patriotismo. Me referiré ante todo a su concepción de lo que debía ser España, su Patria, que se hace patente en sus escritos o en sus discursos.
En las páginas que preceden he intentado hacer un esbozo forzosamente muy sintético de la personalidad de José Antonio, que procede intentar analizarla a través de una exposición del eco que dejó para la posteridad. Ese análisis requiere considerar también otro rasgo de la personalidad de José Antonio, que es el de su catolicismo. Son numerosas las referencias a ello en sus escritos y discursos. Su ideología y su programa tenían un fuerte componente católico, aunque fuese partidario de la separación de la Iglesia y el Estado.