A lo largo de esta obra se relatan unos hechos, terribles por su propia naturaleza, escandalosos por el papel de sus ejecutores, hechos que niegan algunos, sobre los que albergan otros serias dudas, y cuya veracidad defienden, como es lógico, no solo quienes se encargan de difundirlo y denunciarlo, sino cada vez más «intrépidos» profesionales de la información, que persiguen la verdad a través de las docenas de miles de notas manuscritas que conforman el EXPEDIENTE ROYUELA.
Se presentan aquí en lo sustancial dos únicas posibilidades. Si las docenas de miles de notas manuscritas no corresponden a quienes las firman, alguien con una capacidad prodigiosa ha pasado parte de su vida pergeñando tan increíble historia, y por ello debe ser castigado como estipule la normativa de aplicación. Mas si las notas son verdaderas, estamos ante el mayor escándalo social de la historia de España en tiempo de paz, a tal punto que la democracia queda hecha añicos en su esencia. Ninguna broma.
El Sistema tiene la palabra. Siempre y cuando el Sistema se muestre honesto y proactivo, pues de de lo contrario (y razones hay para pensar que es en lo que estamos), quizá sea más apropiado que la palabra la tome el Pueblo.