
El papel de este individuo es muy lamentable, sí, hablo de este rey que tenemos por desgracia y que es solo una caricatura y un triste espantajo manipulado y controlado por un gobierno de camuflada extrema izquierda que más pronto que tarde le dará una tremenda patada en el culo, entre otras cosas, porque ya padecemos un Estado con una República coronada y que para inaugurar estancos y gilipolleces varias resulta excesivamente caro este personaje de paja y asquerosa desidia.
La imagen de este payaso en el campo de Mauthausen para hacer un homenaje a los rojos españoles rodeado de banderas republicanas junto al alfeñique de la enana de su mujer compungida y rigurosamente de negro, es para salir corriendo de este lodazal, antes España. A este pobre petimetre habría que explicarle que «esos luchadores por la libertad» y esas banderas tricolores fueron quienes echaron de España a su «regia» familia, más bien tropa, y provocaron una guerra civil que ganó Franco y que cometiendo un grave error reinstauro la Monarquía imponiendo a su papi, Juan Carlos y, por ende, por ese anacronismo de la sucesión, a él.
Los de las banderitas teñidas de morado, como digo, echaron a su bisabuelo de nuestro país y provocaron que su abuelo, haciendo el ridículo, se presentara disfrazado de fantoche ante Franco para, en pleno Alzamiento, unirse al bando nacional, aunque solo se rieron un poco de él. O sea, lo que este pobre diablo no sabe, es que aparecer rodeado de banderas republicanas en homenajes a esos que salieron corriendo cuando lo tenían todo ya perdido no es lo más oportuno e inteligente en su muy delicada situación personal e institucional.
Jamás se le ha visto hacer un homenaje desde la institución monárquica a los caídos asesinados en Paracuellos, ni tampoco se ha guardado este rey felón el mandil y el compás masónico para darse un paseo por El Valle de Los Caídos y que le cuenten de primera mano y en el sitio adecuado eso del perdón y la concordia entre hermanos, antes que los que homenajea con tanto fervor vuelen la Cruz para convertir este santo lugar en un museo de la infamia y la mentira.
Personaje lamentable que por no perder sus privilegios y su sueldo institucional es capaz de cualquier cosa, de cualquier asqueroso movimiento más cerca del simple hecho de rectar, que el de caminar erguido y con la cabeza alta. Un pobre y oscuro personaje, una marioneta manejada por garras oscuras, un payaso que no produce risa ni contento, más bien pena y asco. El payaso de las bofetadas del poema de León Felipe.