La resurrección de Cristo es el hecho nuclear de la Fe católica y es el principio, generado por este hecho crucial, de esperanza en nuestra propia resurrección. La cuestión para muchas personas, entre las que me incluyo, es un momento de celebración íntimo y enmarcado en el rezo y en el sentido metafísico de la existencia.
Dicho esto, con una mirada puesta y basada en este hecho sobrenatural y maravilloso, no se debe consentir banalizar esta u otra manifestación religiosa con un espectáculo insultante que raya la blasfemia. No se puede consentir mezclar una cosa tan seria como la Gloria de Cristo, venciendo a la muerte, con un espantajo que hiere de forma planeada, y lo que es peor, de forma consentida a muchísimos creyentes. Un disparate como el perpetrado el fin de semana pasado, concretamente el sábado, en el centro de Madrid, auspiciado por El Ayuntamiento, inventado por una de esas asociaciones católicas que parecen financiadas por el humo del diablo, no debe tolerarse.
Un concierto con artistas, la mayoría desconocidos, y los que no pertenecían a este grupo, titiriteros fracasados sin ningún interés, También creo que estaba, para mayor escándalo, el cura maricón que comparece últimamente en estas francachelas, y que estuvo en la última reunión de la juventud, y en todos los saraos, perdiendo aceite y pinchando música house.
Todo muy propio de una celebración tan sería como esta. Si la Iglesia cree que, haciendo este tipo de actos, como poco, irreverentes, va a resurgir de su estado comatoso y tristemente real, está muy equivocada. Cerrando conventos por falta de personal, o sea, falta de vocaciones, e intentando ganarse a una juventud, casi en su totalidad, ágrafa y atea con «gracias» de este tipo, van de cráneo.
Fomentar la «parranda» laica como respuesta a una fecha que supone, como ya he dicho, meditación y rezo, es una barbaridad que nos va a costar muy caro a todos, creyentes o de cualquier otro pensamiento. Están socavando de una manera sistemática todos los fundamentos del sentido moral y religioso de occidente. Si una sociedad como la nuestra, que no hace demasiadas décadas, respetaba el sentido ceremonial del hecho y el rito en cuestión, hoy, con el beneplácito y apoyo de una Iglesia desnortada, lo convierte en un acto vergonzoso, todo empieza a estar perdido. Resurrection Show! La decadencia del género humano ya está aquí y va a destruirlo todo.
Comparto la opinión .
Vamos de puto culo.