En la actualidad, el charnego ya no es solo el personaje de origen murciano o andaluz, sino el inmigrante marroquí o subsahariano -generalmente mimado por el separatismo institucional- y el hispano (¡no latino, por favor!), que es despreciado precisamente por su carácter mestizo y por su rotunda y bella lengua española; claro que tampoco faltan, entre estos últimos, adheridos, simpatizantes o fervientes separatistas catalanes, incluso de gran relevancia política y mediática.
Hay mucho que decir de la dialéctica separatista-charnego de Cataluña, y Eduardo López Pascual viene a darnos algunas valiosas pistas. Su novela oscila entre el costumbrismo, el drama y la tragedia familiar, con la figura de ese Manuel-Manel, el charnego que se deja encandilar de hoz y de coz por su entorno político con el afán de medrar; sin adelantar desenlace, digamos que su trayectoria final puede definirse con una frase que el autor inserta en la novela: en tierra de nadie.
Esperamos que no sea la España entera la derive hacia esa tierra de nadie; los jóvenes que muestran en la novela su españolidad contra corriente ofrecen un rayo de esperanza, no solo para la sociedad catalana, sino para toda la sociedad española.
Como catalán y, por lo tanto, como español, deseo que así sea. Amén.
MANUEL PARRA CELAYA