Esta es la historia, casi exhaustiva, de una banda criminal que comenzó su andadura política como supuesto brazo armado de un partido comunista en la última fase del régimen de Franco. Creo que hasta el nombre era falso pues el significado que le dieron a las siglas GRAPO fue el de Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre, aludiendo así a la fecha en que asesinaron a cuatro policías en Madrid, pero tal asesinato múltiple no fue el primer acto criminal de la banda, pues dos meses antes, en agosto de 1975 habían intentado matar a una pareja de guardias civiles disparando sobre ellos a traición y habiendo resultado muerto uno y herido el otro.
Dado que entonces se decían comunistas en la línea pro china me inclino más porque tomaran para su nombre la fecha en que Mao Tse Tung proclamó el régimen comunista en China continental: el 1 de octubre de 1949.
Tampoco les duró mucho tiempo su postura pro china, ya que en unos años se definirían como comunistas pro soviéticos y a finales de los ochenta, cuando el derrumbamiento comunista, se dijeron autónomos, que era una forma suave de quitarse la careta política.
Pero esta banda comunista practicaba una consigna de la Internacional del mismo nombre, la que en la década de los años veinte dogmatizaba que cuando por circunstancias especiales, políticas o de cualquier otro orden no se pudiera desarrollar el trabajo legal del partido, éste debería complementarse con el ilegal.
En España, de forma más castiza lo había dicho el jesuita peneuvista etarra Javier Arzallus, que dijo la frase que sería celebérrima: “Unos agitan el árbol y otros recogen las nueces” que expresaba fielmente lo que hacían a dúo el PNV y ETA mientras se negociaba el Estatuto de Autonomía para las Vascongadas, ahora Euskadi: El PNV se sentaba a la mesa con el Gobierno y ETA ponía los muertos.
Eso fue lo que se hizo en la transición del régimen de Franco a la Democracia, especialmente mientras se pensaba en legalizar o no al Partido Comunista. La actividad de los terroristas de GRAPO va pareja a la suerte que corría el Partido Comunista de Carrillo, poniendo muertos para forzar su legalización y luego para provocar una intervención militar que diera al traste con la reforma política. Recordemos que con el fracaso electoral de los comunistas se recrudeció la actividad asesina de los GRAPO, siendo el año 1979 el más sangriento con 31 víctimas mortales mientras el PCE no pasaba de 23 diputados hasta quedar con una cifra testimonial de 4.
Finalmente se quitan la careta y desde la década de los ochenta pasan a ser la banda de atracadores y asesinos que ha pervivido hasta hace bien poco, dedicándose a los atracos, la extorsión y asesinatos con fines sobre todo económicos.
Recordemos también la labor de sicarios con los secuestros de los señores Oriol y Villaescusa y comparemos ambos secuestros con los don Publio Cordón. Los hechos hablan por sí solos.
Mi propósito con este libro es el de contribuir al mejor conocimiento de la reciente historia de nuestra Patria, porque:
Un pueblo que no conoce su historia
no puede comprender el presente, ni
construir el porvenir (Helmut Kohl).