He aquí sin trampa ni cartón el fondo de ojo de la filosofía de Carlos Díaz, que en estas páginas cumple sus trescientos diez años, es decir, sus trescientos diez libros.
Entre el cultivo de lo feo y la apología de lo bonito este libro huye de ambos como alma que lleva el diablo y busca lo bello y lo bueno. Entre lo cursi pedante y lo reseco y aburrido este libro apela al estilo y a la buena dicción. Entre la oscuridad embarullada y la trasparencia cegadora, este libro se contenta con llamar pan al pan y vino al vino. Pues entre don Quijote y Sancho es donde se hace la filosofía personalista y comunitaria.
Un libro se echa a perder entre los excesivos aderezos barrocos y la espartana metáfora conceptista, riesgos ambos que no siempre sabe sortear el autor de este Las filosofías que hay en la filosofía. La filosofía es una y sus filosofías múltiples, y todo eso quiere abarcar en pocas páginas el presente libro. Al lector corresponde su dictamen al respecto. Decía Kant que la filosofía no debe escribirse antes de los setenta años, cuando comienza la madurez intelectual, y como Carlos Díaz escribió desde los veinte, seguramente llevará razón Kant: ojalá al menos este libro, publicado con ochenta, valga ochenta veces más que el primero, si es que primero y postrero pueden disociarse.
Carlos Díaz es un clásico de la mejor filosofía española, y esta Filosofía que hay entre las filosofías un orgullo para esta Editorial, que no separa lo docens de lo utens.