Estamos consintiendo que poco a poco, o de poco a mucho, desde estamentos supranacionales y desde políticas erróneas y enmascaradas de «buenistas», acaben con nuestra vieja Europa y se termine de eliminar nuestra por siglos cuna de cultura e idiosincrasia de naciones soberanas llamada Civilización Occidental, Civilización Cristiana. Este concepto de Cristiandad es lo que, a todas estas inútiles instituciones tan rimbombantes en sus nomenclaturas, UE, NACIONES UNIDAS, FAO, UNICEF, etc., han iniciado junto con potentísimas organizaciones privadas en manos de multimillonarios, Soros, Bill y Melinda Gates, etc., el desmantelamiento de los Estados, salvo alguna residual resistencia, Hungría, Polonia y poco más, para determinar ellos, a los que nadie ha elegido, nuestra propia vida, es decir, acabar con todo nuestro tejido productivo y sustituir naciones libres y con derechos propios en países súbdito dopados con subvenciones millonarias, casi siempre centradas en la UE, mal empleadas y peor gastadas e imposibles de amortizar, cosa que a toda esta gentuza le interesa para someter a países libres que ya han dejado de serlo.
Tampoco debemos ignorar que, un ejemplo, en reuniones de estas ratas allá por el año 2017, ya estaban anunciando una pandemia que luego en el 2020 ellos mismos desencadenaron con unos resultados, para ellos, tan buenos que se dieron cuenta de su poder omnímodo no solo a nivel Occidental sino a nivel planetario.
¿Fue un genocidio? ¿Como el tan publicitado y voceado Holocausto? Pues es muy curioso. El horrendo crimen nazi contra el pueblo judío, cuantitativamente bastante inferior en muertes provocadas por «la gripe china», ha tenido un impacto en la ciudadanía mundial muchísimo más grande que este terrible caso, que no se nos olvide, basado en la mentira y en el miedo y además provocado por todos estos canallas que acabo de nombrar, encarcelando a todo el planeta y acompañando todo este secuestro con millones de muertos.
¿Alguien lo ha pagado? Estoy hablando del mayor genocidio pensado y ejecutado contra la Humanidad y si hoy en día nadie ha ido a prisión y se sigue manteniendo en muchos ámbitos de la opinión pública lo «bien que se atajó el problema», es que encima de ver morir a nuestra gente estamos viviendo en una distopía ya casi imposible de superar.
Estos que nos dicen cómo debemos de vivir, comer, e incluso con quien dormir, no solo están terminando con lo poco que queda, donde quede aún algo, con nuestras libertades de ciudadanos libres, sino que, desde cualquier reunión pagada por todos nosotros, secreta o con publicidad como el último aquelarre de infernal Club Bilderberg aquí en Madrid, pueden volver a diseñar otro plan siniestro para seguir, somos muchos según ellos, metiéndonos poco a poco la idea de que ante ese poder que tienen y que se ha tolerado admitiendo su planteamiento de sociedad perruna y aborregada, nos pueden ir eliminando sin ninguna consecuencia de respuesta por parte de nadie.
Esa respuesta contundente a estas alturas ya no existe. No hay luz al final del túnel porque el tren donde vamos prisioneros lo conducen ellos y para nuestra desgracia esa terrible oscuridad, hoy en día, es permanente e insondable.