En relación a lo hablado en este programa y en relación a Beatriz Talegón, las redes, ese estercolero inmundo, se han puesto a opinar sobre lo que dijo Martin Ynestrillas.
Igual, en lugar de recortar trozos de las intervenciones torticeramente, demostrando que tengo razón en mis planteamientos de manipulación, sería conveniente poner la intervención completa donde no dejo duda de mi postura respecto a ETA y a Otegui; la resumo para mejor conocimiento:
1.- Otegui es un asesino, un etarra y un miserable. Un tipo que, lejos de ser un hombre de paz, lo único que hizo fue cambiar su estrategia, no por su convicción de que el terror fuera malo e injusto, sino porque le convenía más dejar de matar para conseguir sus fines militares y políticos, lo que ha quedado meridianamente claro cuando los vemos sentados en el parlamento y co-gobernando. Eso no solo no lo convierte en un hombre de paz, sino que no lo exime de sus responsabilidades criminales y penales. Es y será siempre un etarra miserable, mate o no, secuestre o no. Añado más: pare ser un asesino no hace falta salpicarse de sangre. Basta con ordenar que otros lo hagan. Y él lo hacía
2.- La postura histórica de Bea Talegón en este y otros muchos aspectos, es absolutamente repudiable, contraria a la verdad política y antitética con la mía, no por ser de derechas, que ni lo soy ni lo he sido nunca, sino por sus propios contenidos. Lo digo ahora, como lo dije antes, cuando estas manifestaciones se producían. Ninguno de los que la atacan hoy por aquellas declaraciones, lo hacían entonces, que les parecían estupendas
3.- El cambio sincero de una opinión incorrecta a una correcta se llama evolución y es no solo saludable sino deseable cuando se viene del error hacia el acierto. Es el objetivo de cualquier discurso y acción política: atraer y convertir a quienes consideras errado. Para ello hace falta la confesión de parte, el reconocimiento del error y abrazar una nueva postura. No tengo claro que hayan cambiado algunas de la opiniones de la Sra. Talegón, a la que recomendé que lo aclarara públicamente, pero sí tengo claro que son distintas a las que hoy son objeto de discusión. Esto es lo que ha molestado a sus detractores mayoritarios: no le afean lo que dijo entonces – algo que yo sí hago – sino que diga hoy lo que dice, desde eso que se ha dado en llamar los medios de “la fachosfera” en los cuales entran todos los que no sigan la linde marcada por el poder actual.
4.- El error más importante de las afirmaciones históricas de Bea Talegón no está, ni estuvo nunca, en aplaudir o aceptar el terrorismo, sino en no
distinguirlo donde se desarrollaba por otros métodos: en no reconocer en los Cdr’s o en Otegui, el terror en algunas de sus múltiples formas, en no entender que eso también era terrorismo. Nunca, hasta donde se, ha pronunciado palabra alguna a favor del terrorismo secesionista y asesino, sino que negó que algunas de las acciones secesionistas – soberanistas, llamaba ella – fueran terrorismo (caso catalán) o afirmó que algunos terroristas habían dejado de serlo y eran importantes para la paz (caso Otegui). Es, obviamente, un pensamiento antitético con el mío. Y así lo expreso en el programa.
5.- La postura de Bea Talegón de hoy, sin yo tener demasiados elementos de juicio para ver hasta qué punto exacto ha cambiado respecto a las vertidas hace seis o siete años, es sin duda, diferente y distinta a la de entonces y eso es lo que yo aplaudo: la evolución. La velocidad de esa evolución es otro asunto. Yo no tengo prisa. Se sorprenderían algunos de cuántas personas públicas y conocidas, procedentes de posiciones y líneas de pensamiento ideológicas distintas a las mías, están hoy en transición hacia otros campos ideológicos, compatibles en un alto porcentaje con los míos.
Esa es, generalmente, la causa de su repudio social actual: no lo que decían entonces, sino lo que dicen hoy y desde dónde dicen lo que dicen hoy. Aunque para ello tengan que usar como armas arrojadizas, las viejas afirmaciones con las que entonces, muchos de ellos estaban de acuerdo.
No les duele el viejo contenido, sino la “deserción”, el cambio u evolución de opinión hacia posturas distintas.
6.- Por último: Afirmo rotundamente que las campañas de acoso y descrédito actual – que no entonces, como sí hacíamos otros – están perfectamente orquestadas desde el poder y desde los equipos de opinión sincronizada que ven en estas “fugas” impactos de cañón por donde se pueden terminar hundiendo los buques de este chiringuito que ya no aguanta más mentiras y abre los ojos a más de uno. Es por lo que dice hoy, no por lo que decía, por lo que la atacan, aunque la munición sean sus propias ideas vertidas en el pasado.
Que algunos tuiteros se apunten a la cacería sin recibir órdenes expresas es cierto, pero no cambia el origen de la campaña: solo demuestra lo muy manipulable que es la sociedad actual en su conjunto, lo débil que es la capacidad de análisis y pensamiento y lo potentes que son los medios de marketing político.
Y para acabar, ni Carlos, ni Álvaro, ni yo, somos ni hemos sido jamás de derechas, pero eso requiere de otra master class y ya ésta ha sido muy larga. Otro día, como le he ofrecido a la propia Bea Talegón.