Yo creo que la Navidad ha dejado de existir hace años y no nos damos cuenta. La Navidad es ante todo una fiesta religiosa, de recogimiento, de oración, de acordarte más que nunca de Dios Nuestro Señor celebrándolo con regocijo y alegría, y esa parte por desgracia se la pasa por el forro la mayoría del pueblo español. Este sólo ve que son días en los que no se trabaja o que, con alegría, si, pero que sólo sirve para comer a lo bestia, beber hasta el coma etílico y follar como si no hubiera un mañana. Esa es la única parte que parece interesarles a la mayoría, pues supervivientes que viven el verdadero espíritu de la Navidad quedan cada vez menos en este país.
El liberalismo ha hecho, una vez más, de las suyas. Al casi desaparecer el motivo religioso queda el material o mejor dicho el materialista puro y duro. Y es que es todo pura fachada, algunas lucecitas, algún Belén que otro, algún que otro villancico, sustituído a veces por chorradas de canciones anglosajonas, y árboles metálicos de mierda, no naturales, para que, y en los cuales tiene la desfachatez de publicitarse alguna que otra empresa que ha colaborado en la destrucción de la sociedad española y con ello de la nación. Y por supuesto, como he dicho, para la gente también se resume esta fiesta en comer, beber, follar y, ah, también los regalitos de turno, aunque muchos ya estén a dos velas al ser arruinados por este régimen corrupto aunque no parezcan verlo. Es muy triste que se haya reducido a eso esta maravillosa fiesta pero es así. Y es así porque la inmensa mayoría del pueblo español ha dejado de ser, ya no sólo cristiano católico, también ha dejado de ser religioso por culpa en gran parte del puñetero liberalismo luciferino introducido a través de sus respectivos regímenes. Manda narices, quién diría que el pueblo antaño defensor de la fe católica, de Dios Nuestro Señor y de su patria, que se cagaba en la madre y en los muertos de quien insultaba esas cosas para el antaño sagradas haya degenerado hasta llegar a ser hoy en día un pueblo que en su mayoría no se identifica con eso, es decir, en ser un pueblo irreconocible.
A la mayoría del pueblo español e incluso a Occidente en general que haya nacido por estas fechas Dios Nuestro Señor, o incluso que exista un Dios, le importa ya una mierda y no digamos a la mayoría de las nuevas generaciones de imbéciles que hemos »educado» gracias a papis progres y gilipollas. Los eventos religiosos sólo sirven ya para hacer el mono, fíjense no sólo en la Navidad, nochebuena o nochevieja en las que ya se hace más el »maula» que otra cosa, también en eventos como el de San Fermín en Pamplona. Es parecido, bandas de »cernícalos» españoles y extranjeros, este grupo formado sobre todo por lo más idiota de la sociedad anglosajona, de toda condición social y con el mismo cerebro de mosquito, vuelan hasta allí no para celebrar el Santo, no, sino para beber y sacar lo peor de los instintos más bajos humanos hasta que acabe todo. Otro evento que ha degenerado en un mierda de bacanal y que habría que »purgar» en este país. Pero claro, para la hostelería, los supermercados, las tiendas y por supuesto los ayuntamientos en general mientras obtengan buenos beneficios parece que les importa un bledo la moral y la dignidad humana.
Los que somos cristianos católicos debemos dar ejemplo, y vivir estas fiestas o parecidas con alegría, cierto, pero esa alegría no se debe traducir sólo en comer, beber y en estar con la familia y en recordar a los que ya no están entre nosotros, sino en tener presente a Dios Nuestro Señor en todo momento y más aún si cabe que en el resto del año.
Para terminar, desearles una Feliz Navidad, pero esos deseos van dirigidos a los que viven la Navidad como la vivimos los verdaderos católicos no a los que sólo ven en estas fechas la oportunidad de hacer el gilipollas más aún si cabe que en el resto del año.
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20/11/2024