La vanguardista y valiente editorial SND Editores, que está creando escuela y rompiendo moldes en este mundo cada vez más constreñido, publicó el libro “Luz sobre la Guerra del 98” (2024) cuyos coautores, en realidad transcriptores y comentaristas de lo que en él se dice, son José Mª Manrique, Enrique Rovira y José Mª Balmisa. El libro son las memorias del que fuera ministro de Marina durante el conocido como “Desastre del 98” por el cual España perdió Cuba, Filipinas y Puerto Rico, sus últimos trozos en ultrama de territorio nacional, pues nunca fueron colonias; sobre todo en el primer caso en una cruenta guerra con los EEUU.
Dichas memorias habían permanecido ocultas, olvidadas, en realidad proscritas, desde entonces porque… su autor, Ramón Auñón, desvelaba lo que había vivido en primera persona desde su tan alto cargo, y era que la derrota española se debió, fundamentalmente, a una mezcla letal de ineptitud militar y de traición de no pocos jefes militares varios de los cuales, para más inri, formaban parte de la Masonería de la época; esa misma secta que ya a principios del siglo XIX había sido la causante más activa y eficaz de la pérdida de todos nuestros otros trozos de territorio nacional en América. El libro, por lo tanto, es una joya, toda vez que lo que dice en él su autor es incuestionable. Pero también, porque los autores (transcriptores) amplían, comentan y añaden datos que clarifican meridianamente lo que en él se expone, haciéndole al lector aún más comprensible lo entonces acaecido, es decir, las causas reales de aquel desastre, de aquellas ineptitudes y de lo que fue una monumental traición a España en la que, repetimos, la Masonería tuvo mucho que ver de nuevo.
A raíz de la publicación del libro, y dado su enorme valor historiográfico, por el cual felicitamos una vez más a SND Editores, publicamos una loable reseña del mismo (AQUÍ); qué menos. Con el tiempo, no mucho desde que el libro fue publicado, se ha convertido en icónico y referencia obligada no sólo de los historiadores de aquellos eventos, sino también de los aficionados. Sin duda muchos están abriendo los ojos que la “historia oficial” que nos han contado les tenía cerrados.
Hace poco, el Instituto de Cultura e Historia Militar (ICHM), cuyo director es ahora el patético Gral. Ruiz Benitez –sí, y no lo sentimos, patético, como los anteriores, al cual ya hemos dedicado otros artículos justificando tal apelativo AQUÍ, AQUÍ, AQUÍ y AQUÍ— autorizó y programó, hasta el punto de imprimirse y distribuirse profusamente las correspondientes invitaciones, en coordinación con la Asociación de Escritores Militares, un acto de presentación del libro en la sede del propio ICHM que debía realizarse el próximo día 19 de este mes, o sea, pasado mañana.
Pues bien. De repente y sin más explicaciones, el citado Instituto comunicó a los autores del libro que cancelaba el evento.
A raíz de ello, publicamos un artículo (AQUÍ) dando cuenta de la barbaridad y sinrazón, así como de las malas formas y peor fondo de tan aberrante hecho. En él apuntamos a que la Armada exEspañola había presionado al patético directo del Instituto, bien directamente, bien a través de Defensa, para evitar la presentación del libro, alegando que para ellos el Almirante Cervera era un héoe y punto, y que no se tocaba. Pues bien, José Mª Balmisa, así es, así fue y así ha sido. Y hay que conocer a la Armada exEspañola para saber no sólo de sus virtudes, cada día menores para nuestra desgracia, sino también de sus rarezas y defectos que los tiene, vaya si los tiene, y que no son pocos. Así, las presiones interejércitos funcionaron y el patético Gral. Ruiz Benitez se bajó los pantalones, lo que lo dice todo de él, pues sigue en el cargo.
Pero aún hay más, José Mª Balmisa. Investigando sobre hecho tan grave y peligroso, pues sienta un precedente, nos hemos topado con la siniestra figura del Col. Benito Tauler Cid, miembro de la plantilla del ICHM, quien, al parecer, enterado de las quejas y presiones de la Armada exEspañola, se hizo eco de ellas y llevó a cabo una intensa labor de zapa entre la cúpula del ICHM apoyando la suspensión del acto, dando la lata a unos y otros que no poco tuvo que ver con que la voluntad y decisión del patético Gral. Ruiz Benitez, ya de por sí más que débil, terminara por torcerse y donde dijo digo, dijera Diego, y donde prometió cumplir, no cumplió, y donde iba a meter, pues ni rozó.
¿Y ahora la pregunta del millón? ¿Qué alegó, al parecer, el Col. Tauler Cid para impulsar tamaño desafuero, censura y proscripción, de nuevo, de obra tan fundamental y acreditada? Pues, entre otras sinrazones, que si el libro atacaba y hería el crédito y nombre de algunas personas, y que si hay que ser respetuosos y tolerantes, y que si…, todo ello dicho con esas formas sibilinas, viscosas, sutiles, empalagosas, indirectas, retorcidas y ambiguas, que cualquiera diría al escucharle que el citado Coronel viste, bajo el uniforme, mandil, y no precisamente de «aprendíz»; ese mismo ornamento que, por cierto, pero en algún caso de Grado 33, vestían también los artífices, civiles y militares, de aquel desastre histórico.
Lo peor del caso es la actitud del director, el patético Gral. Ruiz Benitez, que, con lo mal hecho, sigue poniendo el Instituto, que tan mal dirige, al servicio de la desmemoria antihistórica, bien que es algo habitual no sólo en él, sino también en sus predecesores, porque sepan ustedes que lo mejor de nuestra historia militar contemporánea está terminantemente prohibida, proscrita e incluso es vilipendiada en tal institución, donde sólo se habla, como hace el Col. Teulón Cid aburriendo hasta a las vacas, que ya es difícil, de la guerra de la independencia en Ávila, de las banderas militares en el sigo XI y de los fenicios, porque de las Brigadas de Navarra, del Alcázar, del Simancas, del Santuario de la Cabeza, de la carga del Alfambra, de Belchite, del Crucero Baleares, del Almirante Moreno, de la «marcha hacia Madrid», de los Tercios de requetés, de la Escuadrilla Azul y demás, nada de nada, lo dicho, censura y proscriptión que, como vemos, se va extendiendo también a otras etapas de nuestra historia militar porque es ley de vida que quien cede un poco, cederá poco a poco hasta cederlo todo.
Eso sí, El patético Gral. Ruiz Benitez y el siniestro Col. Taulr Cid no tienen problema alguno, sino todo lo contrario, en publicitar y presentar en el Instituto, y a bombo y platillo, infectos panfletos llenos de tergiversaciones y falsedades historiográficas tales como “Los ocho de Vernet” alabando a unos traidores al servicio de una potencia extranjera que, coincidencias de la vida, alguno de los cuales llevaba también, según parece, mandil bajo el uniforme.
PD. a José Mª Balmisa: debería cultivar la grandes virtudes de la coherencia, el valor, la hidalguía, la lealtad, la amistad, el compañerismo y la prudencia, y dejar de dar la lata diciendo tonterías, según barruntamos, por escurrir el bulto a fin de poder seguir disfrutando del amparo de los que hace mucho que han perdido el honor y la dignidad, aunque, eso sí, detentan la capacidad de repartir prebendas, sobre todo a los que esperan de su favor y tanto como de su arbitrariedad.
En relación a su artículo:
1) Va sin firma, lo cual dice muy poco de Vd.
2) Caso de que el artículo lo haya encargado la editorial no debe sorprendernos, pues no es la primera vez que, para tener un digno monto de ventas, encargan a alguien que hagan un aserto de gloriosas manifestaciones en torno al libro.
3) ¿Está seguro Vd, autor anónimo, que la pérdida de Cuba se debe solo a «una mezcla letal de ineptitud militar y de traición de no pocos jefes militares»? Si supiera un poco de historia sabría que ésta necesita de más apoyos para sostener una teoría.
4) ¿La Masonería responsable de la pérdida de los territorios americanos? No me produzca hilaridad, por favor, que, aunque algunos de los próceres americanos lo eran, eso no significa que fuera la ¿secta? perniciosa y execrable a la que ahora se la responsabiliza del 98
5) Tenga un poco de respeto a la Armada, que no es exEspañola (se aprecia su estilo con intención de ofender) y menos con la carga tan negativa con la que se añade el término. Sepa Vd, señor articulista anónimo que “Armada española” es redundante y por eso la Armada decidió suprimir la coletilla “española”. Armada como tal sólo ha habido una en la historia –solo una- y podrá Vd leer Armada de Chile, Armada de Finlandia etc etc pero llevan la coletilla porque la original es la “española” que no necesita apellido. Hay que estudiar un poco más. Y para ofender (exEspañola) hay que poder hacerlo con propiedad, no solo querer.
(6) ¿Qué decir de las lindezas que dedica Vd al Instituto de Historia y Cultura Militar y a los oficiales del mismo, adjudicándoles adjetivos execrables en la tarea de haber suspendido un acto por las razones que el autor imagina, como si hubiera estado delante de la comunicación que ha llevado a la suspensión de la presentación de un libro? ¡Ni que con ello hubiéramos recuperado Cuba!
Se ve que le ha cogido gusto a la palabra “patético”. No por mucho repetirla va a tener razón.
(7) Antes de acabar con la Leyenda Negra que viene de fuera tenemos que acabar con la leyenda negra propia, orquestada por nosotros mismos. Para muestra la obra que ensalza Vd y su propio artículo. Arduo trabajo tenemos ¡Qué le vamos a hacer!
Sin más réplica que añadir solo le aconsejo que lea –estudie- un poco más de historia y verá cómo ve las cosas de otra manera. Más justa.
Atte.