
Cuando SND Editores me planteó la posibilidad de participar en su obra «Desmemoria», me sentí muy honrado por el ofrecimiento de dicha participación. Lo hice con la ilusión de narrar, de describir, de detallar lo que empezó siendo un Museo en el que se mostraba el domicilio de un Jefe de Estado español, y en lo que se ha convertido tras el borrado «democrático».
SND nos pide a los colaboradores de su LIBRO (ya sé que lo he puesto con mayúsculas) que demos nuestra opinión sobre él. A ello voy.
Las palabras que aparecen en «LA MEMORIA» (de Luis Alfonso de Borbón), tienen, en su brevedad, el regusto que Baltasar Gracián quiso manifestarnos: «lo bueno si breve,…».
Las frases del Caudillo que encabezan la «INTRODUCCIÓN Y MOTIVOS DE ESTE LIBRO», aparecen, lamentablemente, como una paradoja histórica. Porque «donde brilló el fuego de las armas y corrió la sangre de los héroes,ningún «caminante o viajero» podrá rememorar. Las «piedras gloriosas» han sido arracadas.
Al ver mi capítulo entre el elenco de escritores que me has situado, te confieso, me he sentido abrumado. Me he quedado muy corto. Yo no sabía el tema de las biografías («Excusatio non petita…»), tal vez hubiera podido complementar la magnífica biografía del cardenal Pla y Deniel (de Francisco Torres), diciendo que no sólo le cedió al Generalísimo su sede episcopal, sino que, además le «cedió» su secretario particular: Mons. Bulart, del cual fui su ayudante. En todo caso, es un detalle sin importancia, nada relevante.
Este libro, bajo mi modestísima opinión, es un testimonio imprescindible para comprender el impacto profundo del borrado que ha «conseguido» la Memoria Histórica/Democrática. Es fruto de una investigación rigurosa que, con el respaldo de datos inéditos, desvela aspectos silenciados de nuestra historia reciente, y que aún hoy resuenan con fuerza.
La lista de historiadores (yo no lo soy); y las fotografías que lo ilustran, muchas de ellas nunca antes publicadas, no solo ilustran el relato, sino que lo humanizan y conmueven, dando rostro y contexto a las voces silenciadas. Una contribución, por tanto, valiente y necesaria que invita a reflexionar sobre la importancia de esta «DESMEMORIA».
Ya para terminar, he de añadir que, como bien decías, Álvaro, es un libro de referencia. Es un libro testimonio para las futuras generaciones que no comprenderán el borrado histórico que se ha hecho en ESPAÑA.