La figura del charnego, que es una expresión peyorativa e insultante que se empleó en los años 50 y 60 del siglo pasado contra los llegados a Cataluña de otras tierras españoles en busca de trabajo, fue magistralmente tratado en la película La piel quemada (1967), de Josep M.ª Forn; luego, ha inspirado muchas novelas distópicas, para reflejar lo que está ocurriendo en lugares de esa Cataluña profunda y, en menos medida, en la más cosmopolita y teóricamente abierta de las grandes ciudades; recordemos, por ejemplo, Extranjeros en su país (1992), de Azahara Larra Servet, o El último catalán (2015), de Javier Barraycoa.
Hay mucho que decir de la dialéctica separatista-charnego de Cataluña, y Eduardo López Pascual viene a darnos algunas valiosas pistas. Su novela oscila entre el costumbrismo, el drama y la tragedia familiar, con la figura de ese Manuel-Manel, el charnego que se deja encandilar de hoz y de coz por su entorno político con el afán de medrar; sin adelantar desenlace, digamos que su trayectoria final puede definirse con una frase que el autor inserta en la novela: en tierra de nadie.