Otoño, para mí, la mejor época del año, la de los mejores paisajes, inspiradora de poetas, compositores o pintores. La mejor época para viajar, insisto, para mí; la más romántica, la de la vuelta al cole(gio), la de la vuelta al trabajo y, por lo tanto, a la realidad cotidiana. Otoño, la vuelta al curso político (eso dicen), la de la vuelta a los resfriados y -posiblemente- a alguna plandemia. Para los que tenemos un puñado de años y ya hemos vivido muchísimos otoños, recordamos con nostalgia lo que era un otoño español. En esta época, me acuerdo todos los días, de esa bella canción de Medina Azahara que lleva por nombre, pues ese: “Otoño”. Yo crecí, felizmente, y me enamoré de ese grupo de rock andaluz, por lo tanto español, hasta hace cuatro días, cuando la cagaron con el tema “Trece rosas”. Una lástima, pero es lo que tiene el anti-españolismo…
Seguimos con nuestro asunto. En estas fechas en las que nos vamos acercando al Año Nuevo, nos queda una larga travesía, hasta el 31 de diciembre, en la que a los patriotas, a los que sufrimos, a diario, viendo como se maltrata a nuestra querida España, en todos los sentidos, lo vamos a pasar bastante mal.
En esta carrera de obstáculos, nos queda por ver y sufrir, el día de la Hipocresía Nacional (antes llamada Hispanidad) en la que un montón de políticos se vestirán con traje de gala, también el Rey y la “malcará”, sus hijas y un montón de gente que celebrarán que ese día no van a ir a trabajar. Una lástima, esta fiesta representa mucho más, pero cada año su maltrato va en aumento.
Antes de pasar a las “anglosajonadas”, que es como he denominado a este artículo, quiero también decirles que el 6 de diciembre tendremos la festividad de la Constitución, que cae en viernes. Una fiesta confusa y asquerosa, en la que les recomiendo que no enchufen el televisor ni emisora de radio convencional. Ese día tómenselo como un día de descanso, el premio de aguantar la Constitución durante todos los días del año y durante muchos años…
Y la mejor de todas, para el entorno patriota, la más divertida, llegará el 24 de diciembre por la noche, en la que el marido de la “malcará”, si no se rompe la noche, nos deleitará con lo que le han dicho que tiene que decir. Escúchenlo, pues después lo tenemos que analizar todo, palabra por palabra. Como eso se graba, no se preocupen por querer enterarse de todo, aprovechen para ver si han puesto el Nacimiento (o no), así como los retratos u otros objetos de decoración que pudiera tener por allí.
Además, de todo esto, hay que estar atentos a todas las traiciones y jugarretas que el Gobierno debe de estar preparando, imposible aburrirse e imposible ilusionarse en algo…
Y hasta final de año nos aguardan unas cuantas “anglosajonadas” que no podemos más que combatirlas, aportando nuestro granito patriótico de arena, pequeños gestos son poderosos.
La primera de todas, el “Halloween”, ya está aquí, la fiesta más anticatólica de todas. La que, antiguamente, se conocía como Víspera de Todos los Santos, ahora es la fiesta de las guadañas en ristre, de los colmillos sangrientos, de los esqueletos andantes, de las calabazas con la risa del Joker, la fiesta del insulto a nuestros antepasados… Mi hijo iba a un colegio público en el que se celebraba esta mierda y yo ese día le preparaba un justificante al tutor y otro al director, en el que decía que finalizada la jornada escolar, antes de empezar la fiesta del Halloween, por motivos de mis creencias católicas, pasaría a recoger a mi hijo. Sin problemas, el director (alcaldable del PSOE en la localidad) acompañaba a mi hijo hasta la puerta del colegio y me decía en voz baja: “Te entiendo…” Sus ojipláticos compañeros de clase, disfrazados todos ellos de lo más absurdo, no daban crédito. Una vez libres, nos íbamos al cementerio (o camposanto) a ayudar a la familia con el tema de las flores, ya me entienden. ¡Y ya está! ¡Uno puede ser uno mismo! ¡Libertad!
La siguiente en el calendario será el “Black Friday”, otra porquería comercial de importación. Reconozco que en su país de origen tuviera una lógica, la cual respeto, pero lo que no tolero es que participen en ella todo tipo de negocios, como los bancos, las compañias de seguros, los vendedores de botellas de butano, las pizzerías y todo quisqui. De Black Friday, a Black Month, pasando por el Black Weekend. Todo vale. Burros. La gente aprovechará para comprar los regalitos de Navidad y en Navidad no os comprará ni el Tato (como decía aquel). Tampoco venderéis nada los tres o cuatro días antes. ¿Para qué? Si luego va a ir todo más barato…
La larga duración del “Black”, casi eclipsa al “Cyber Monday”, pues nada, a gastarse el dinerillo esos días y después que no quede un duro para Navidad. Luego los comercios se quejarán que la Campaña de Navidad no ha sido muy beneficiosa… En mi ejemplo personal, como anteriormente, tenemos nuestro caso particular: tenemos un negocio familiar en el que esos días da asco estar y hace un par de años decidimos colgar unos letreros bastante grandes en la entrada y escaparates: “ESTE COMERCIO NO PARTICIPA EN EL BLACK FRIDAY”. Eso no hace que vendas más, pero te evitas un montón de gentuza que venía a ver qué te sacaba; ellos con su dinero digital (comisiones para el banco y control absoluto en el circuito financiero), tú con tus gastos fijos de personal, seguridad social, autónomos, seguros, alarmas, suministros, climatización, pago a proveedores, asesorías, riesgos laborales, mobiliario, limpieza del establecimiento, vehículos, vacaciones de los empleados y un infinito etcétera. Hace años que se aguanta el tipo como se puede y mañana será otro día… Encima de que no hay salud en los negocios, pues un poquito más…
Y llegamos a la blanca Navidad, la fiesta más entrañable para los católicos, el Nacimiento de Jesús, nuestro Señor, el Hijo de Dios, la Natividad de Jesucristo, pues ahí también teníamos que meter la pata: Papa Noel. Puffffffffffff…. ¿Qué tiene que ver el tío éste con lo que venimos a celebrar? Niños y menos niños: Papa Noel no existe, es mentira, son los padres, abuelos, tíos, hermanos, vecinos, amigos, etcétera. Es un invento más de los comercios de países lejanos… Que no os la den con queso… Apostad por los Reyes Magos. No dejen que Papa Noel se cargue lo entrañable de estos días, que no se cargue la magia de la Navidad, la emotividad de esta tradición, la celebración eucarística, las reuniones familiares. Que la Navidad (Natividad) no pierda su razón de ser, déjense de Papanoeles y comidas a cada media hora. Aprovechen para reflexionar, para hablar con Jesús, el Hijo de Dios Padre, pueden darle las gracias por habernos dado la Vida y por estar un año más, con los nuestros, celebrando su Natividad, en esos días de Paz, pueden aprovechar para rezar, para pedirle lo mejor para nuestro Mundo y, en nuestro caso, lo mejor para España y para los españoles de bien.
Muchas gracias por estar ahí, sé que ustedes rechazarán estas inevitables “anglosajonadas” y velarán para que todo salga lo mejor posible, como Dios manda.
¡Españoles! ¡Arriba España!
TOTALMENTE de Acuerdo!