Antes del vídeo os dejamos aquí el MANIFIESTO y si te quieres sumar solo tienes que enviar un mail a: aromero@editorialsnd.com poniendo tu nombre y apellidos y profesión.
MANIFIESTO
NI OLVIDAMOS NI CALLAMOS
Nosotros, españoles agradecidos a Francisco Franco, queremos alzar nuestra voz en este año 2025. Queremos hacerlo, porque los poderes políticos y mediáticos, han declarado que este 2025 ha de ser el año de la mentira contra el Caudillo.
No es nueva esta conducta: el Generalísimo Franco ha sido objeto de las más brutales acusaciones falsas desde que ganó a la izquierda una guerra perdida, para luego levantar nuestra nación a lo largo de una próspera y prolongada paz como jamás ha vivido nuestra tierra.
La Ley de Memoria Histórica del año 2007 de Zapatero fue un empujón en esas campañas de mentiras contra Franco. Luego vino el silencio cómplice del Partido Popular. Por fin, Pedro Sánchez, acabó por profanar la tumba del Caudillo para decretar después que debía acabarse cualquier posibilidad de defender la Verdad (con mayúscula), porque había una “verdad” oficial, fijada en la nueva Ley de Memoria Democrática de 2022. Una ley hecha para localizar, señalar, amordazar y condenar a la muerte, de momento civil, a todos los patriotas españoles.
Pero nosotros no olvidamos. No olvidamos que Franco fue un soldado heroico. No olvidamos que fue cofundador y luego jefe de la Legión. No olvidamos que fue el primer director de la Academia General Militar. No olvidamos que Franco salvó a España en 1934 de una revolución socialista armada dirigida por el PSOE. No olvidamos la Victoria en nuestra Cruzada de Liberación para derrotar, otra vez, al PSOE.
No olvidamos que Franco fue un cristiano ejemplar que salvó a la Iglesia de España, que hoy le niega gratitud, del exterminio físico para crear un Estado Católico cuya Primera Ley Fundamental decía: “La Nación española considera como timbre de honor el acatamiento a la Ley de Dios, según la doctrina de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, única verdadera y fe inseparable de la conciencia nacional, que inspirará su legislación.”
No olvidamos que ese Estado nacional y católico de Franco aspiraba a representar la continuidad histórica de una monarquía española, que hoy le niega lealtad, pero que Franco instauró de nuevo. Un Estado que cultivó la unidad de España y de los españoles como pieza clave de progreso.
No olvidamos que Franco dotó a ese Estado de una Administración honrada, austera y eficaz que consiguió, en pocas décadas, construir en España las infraestructuras energéticas, ferroviarias, las carreteras, los embalses…, que nos colocaron al mismo nivel de las naciones más avanzadas del mundo.
No olvidamos que Franco tomó las riendas de una España en ruinas con un enorme problema de pobreza y hasta de hambre. Y que desde ese punto de partida, su Régimen modernizó la ganadería y la agricultura; consolidó una potentísima y avanzada siderurgia, una importante industria automovilística y naval o creó, de la nada, la industria del turismo. No olvidamos que Franco nos convirtió en la novena potencia industrial del planeta. Hoy, España se ha convertido en un parque temático para turistas descontrolados y para jubilados anglosajones y nórdicos.
No olvidamos que el Estado nacional creado por Franco fue también un Estado social, sin el odio y el parasitismo de izquierda, dirigido a proteger y dignificar a los trabajadores españoles. Que levantó un sistema de Seguridad Social de la nada y construyó una red de hospitales públicos de la que todavía hoy seguimos beneficiándonos todos los españoles. Que erradicó el analfabetismo, que universalizó la enseñanza primaria y secundaria y que hizo que cualquier joven, con suficiente capacidad, pudiese titularse en la Universidad. Que creó la ONCE, para proteger a los más desvalidos. No olvidamos que Franco acabó con los poblados de chabolas en las ciudades y con las infraviviendas en tantos pueblos de España, construyendo más de cuatro millones de viviendas asequibles, en las que muchos hemos nacido y nos hemos criado.
No olvidamos que ese Estado nacional, católico y social creado por Franco pretendía propiciar la paz, la prosperidad y el bien común, procurando al mismo tiempo disponer las mejores condiciones para que cada español fuera un ser humano decente y que, dotado de un alma capaz de salvarse y condenarse, alcanzase su fin último en la eternidad. Un Estado que reconocía el valor medular de la familia o de la libertad justa, cotidiana y palpable.
No olvidamos que Franco propició la verdadera reconciliación entre los españoles. Reconciliación que hicieron los muertos en el Valle de los Caídos. Reconciliación que se hizo desde un Régimen que guardó silencio sobre las brutalidades del PSOE, y de todo el Frente Popular, en la retaguardia roja.
No olvidamos que Franco nos mantuvo al margen de la Segunda Guerra Mundial, ni de que superó un aislamiento internacional injusto, manteniendo incólume la soberanía de España. Soberanía que se ponía de manifiesto en una política exterior independiente y de principios: no se reconoció jamás al Estado de Israel y sólo muy tardíamente a la China comunista. Se consiguió una resolución de la ONU por la que Gibraltar debía ser devuelta a España. Se llevó a cabo un cuidadoso plan, dirigido por carrero Blanco, para desarrollar armamento atómico. Se supo mantener unas interesantes esferas de influencia y amistad con la mayoría de los países hispanoamericanos, la Cuba comunista incluida, y con los países árabes. Si se abandonó el Sahara, fue contra la expresa voluntad del Generalísimo, ya en sus últimas semanas de vida.
No olvidamos tampoco que esos poderes políticos y mediáticos que se lanzan contra Franco odian su obra porque odian a España. Y odian a España, porque odian a Cristo y los valores y la cultura cristiana que España propagó y defendió durante siglos mejorando el mundo.
No olvidamos y no callamos. Uníos, ayudadnos a alzar esta bandera justa. No nos acobardan ni sus cancelaciones, ni sus multas, ni los muros de sus cárceles. Ni siquiera sus cunetas, a las que querrían volver a arrojarnos si pudieran. Nos da miedo la indignidad del silencio ante sus mentiras.
Reivindicamos la memoria del Caudillo Francisco Franco. Invicto. La espada más limpia de Europa. Artífice de la Victoria militar y espiritual de España sobre el comunismo y el socialismo. Un hombre bueno, Católico, que murió perdonando y pidiendo perdón, que quiso vivir y morir como hijo fiel de Dios y de Su Iglesia y que legó, para todos los españoles, prosperidad, unidad y paz.
¡Francisco Franco! ¡PRESENTE!
¡ARRIBA ESPAÑA!