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Excelente articulo de nuestro autor del libro la División Azul Ciudad Real y provincia, David Céspedes, sobre la represión de Franco.
En el año de conmemoración de la muerte de Franco, además de numerosas citas al hecho, encontramos reseñas en prensa con las exhumaciones de los llamados represaliados franquistas. Como es un tema que voy siguiendo con regularidad, lo primero que llama la atención es que, a pesar de la redacción cuasi revolucionaria de los textos, los titulares empiezan a ser enmendados porque, por suerte, poco a poco vamos conociendo más detalles de las causas de esta represión a la que presentan como poco, masiva.
Lo que se anunció como enterramientos multitudinarios en cunetas parece que se va corrigiendo en enterramientos indignos en fosas comunes, pero, y ahora intento ponerme en la situación de la generación ajena a estos conflictos ¿por qué los fusilaban y enterraban a destajo?, como nos quieren hacer ver.
Me voy a centrar en la documentación que, de forma exhaustiva se generó tras los procesos judiciales de estos nombres y que fueron anotados en unos Libros de Registro que han sufrido el olvido hasta que, en el año 2017, el historiador Miguel Platón los ha sacado a relucir con un pormenorizado estudio de su contenido, con estadísticas exactas y datos precisos, evitando dar cifras y cantidades estimadas de forma aleatoria.
Hasta la muerte de Franco, que repito, conmemoramos este año, los auditores militares remitieron a Franco 25.003 condenas a muerte, cifra real porque existen sus expedientes y porque la gran mayoría solicitaron indulto. De todos estos, fueron conmutados a la pena inmediatamente inferior -30 años- más de la mitad de ellos, y ninguno llegó a cumplir más de siete años de prisión.
Volviendo a la pregunta de los jóvenes de ahora un resumen un poco audaz pero veraz nos dice que fueron juzgados porque tenían demostrados delitos de sangre, bueno, rectifico, porque se creía que tenían delitos de sangre cometidos antes y durante la guerra civil contra todos aquellos que los revolucionaron consideraron derechistas, contrarios a la revolución marxista, latifundistas, religiosos, empresarios y todo aquel que no comulgaba con la revolución que pretendían implantar a golpe de las armas.
Que el reo tuviera una primera sentencia desfavorable lo que conseguía era el inicio de un proceso donde los auditores judiciales, durante meses e incluso años, cotejaban las acusaciones con testimonios de familiares, autoridades y afectados para que una comisión de tres miembros de la Sección de Asesoría y Justicia avalara la pena de muerte o, todo lo contrario, su conmutación. Según nos dice Miguel Platón, «Franco se limitó en un 99,85 % de los casos a suscribir las recomendaciones que le presentaron los auditores judiciales y las pocas veces que cambió el criterio de la recomendación, fue a favor de la conmutación».
Ahora bien, analizando algunos nombres de los exhumados en el cementerio de Manzanares, en estos documentos se leen frases atribuidas a los fusilados como:
«Intervino como autor en el asesinato de 22 personas la noche del 7 al 8.8.1936, interviniendo también en la expedición a Arenas de San Juan, donde se cometieron varios asesinatos. «Detención de personas luego asesinadas». «Formó parte del asalto a la cárcel de Partido de Manzanares, sacando de ella a 22 detenidos que fueron inmediatamente asesinados». «Intervino en la muerte de dos sacerdotes de Escalona». «Participó con otro en la detención de un vecino de Argamasilla de Alba que fue asesinado. Ocupaba su cargo en la estación cuando fueron llevados a la misma unos religiosos del convento de Calatrava de Almagro, que por la noche fueron asesinados». Estos son los antecedentes -demostrados- de los represaliados por Franco.
Y a su vez, dos breves ejemplos de vecinos de Manzanares absueltos tras el correspondiente proceso judicial al no quedar manifiesta su participación:
«Fue denunciado por haber participado en varios asesinatos pero otras informaciones recogidas dicen no considerar a este interesado capaz de haber tomado parte en los hechos que se le inculpan». «Persona peligrosísima, se jactó de haber disparado dos veces en los testículos a D. Sebastián Capilla (alcalde de Manzanares)». A pesar de estos hechos y al no quedar demostrada su entera participación en delitos de sangre, fueron conmutados.
Se está dando más credibilidad a afirmaciones banales sobre la represión franquista que a verdaderos análisis de la documentación porque me consta que estos importantísimos Libros de Registro no han sido consultados en su mayoría por aquellos que afirman «fueron fusilados por Franco en la lucha por la libertad». Cifras de muertos que se han imputado a casos que nada tiene que ver con la represión franquista pero ya sabemos que a mayor número de victimas «encontradas», mayores ayudas reciben de la Memoria Democrática.
A los jóvenes de hoy les recomiendo que investiguen las dos versiones, si es que podemos llamarlas así, que no se contenten con el buenismo democrático, que rebusquen en publicaciones de todo tipo, los que afirman que fueron procesos judiciales sin garantías democráticas y los que, por el contrario, aportan tantos detalles de estos procesos que como mínimo, hay que dejar en cuarentena afirmaciones tan gratuitas y ligeras.
Mi deber como historiador, que no debe rendir cuentas a un superior ni buscar un ascenso académico, es dejar escrita esta traslación de hechos para que no caigan en el olvido todas las perspectivas.
¿Quiere esto decir que no deben ser exhumados? Espero que estos historiadores maniqueístas no caigan en esta conclusión al leer este texto. Por supuesto que hay que darles el entierro que merecen, pero no por ser represaliados franquistas, sino por ser personas resultado de una época tan difícil que no debe repetirse. Pero del mismo modo debemos dar entierro digno o menciones honorables a las victimas que causaron estos represaliados por Franco. Tuvieron sus homenajes en los años de régimen franquista pero es necesario que lo reciban en época democrática porque hay una enorme diferencia, los fusilados por Franco tuvieron un juicio, no valoro si justo o no, pero los asesinados por el Frente Popular no. Sacas y paseos eran lo máximo que recibieron. En el fondo, la imposición de las leyes de memoria democrática lo que están consiguiendo es aumentar la brecha entre las dos Españas, ellos mismos ponen en práctica el poema de Antonio Machado:
Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.
David Céspedes es Historiador. Autor del libro ‘La División Azul en la provincia de Ciudad Real‘.