El 23 de enero fue presentado en el Espacio Ardemans de Madrid el libro «Fidelidad a un Caudillo. Fides iberica» (SND Madrid, 2024) del coronel Lorenzo Fernández-Navarro de los Paños y Álvarez de Miranda, coruñés residente en Guísamo y bien conocido de nuestras páginas. En su larga carrera militar, este madrileño de origen y coruñés por matrimonio y residencia, estuvo al mando de las unidades de operaciones especiales como el recordado GOE VI La Victoria de A Coruña.
Vimos las primeras reseñas de la obra en El Español Digital, medio en el que colabora el ilustre y culto militar, o en el boletín Blau Division, ya que aporta cuatro capítulos sobre divisionarios españoles en el frente ruso en la 2GM. Don Lorenzo es autor, entre otros, de un libro sobre los soldados gallegos en la División Azul. Y en nuestro medio siempre estaremos abiertos a todo trabajo de mérito y contrastado que aporte novedades o certezas sobre nuestra Historia, especialmente con gallegos protagonistas y sin ninguna censura previa de ningún tipo.
En este caso podríamos pensar que se trata de un panegírico o una semblanza del general ferrolano y Jefe de Estado Francisco Franco y su régimen de autoridad, pero aparte de las notas autobiográficas y el respeto personal del autor a la memoria y legado del general (que le hizo entrega de su primer despacho y al que juró fidelidad, por ello cita su caso como herencia de la devotio ibérica), esta obra de casi 500 páginas es un amplio despliegue de memoria histórica por un protagonista directo o indirecto de muchos de los hechos contados, que van desde la II República a nuestro presente siglo.
Pues si bien, por edad, nuestro respetado coronel, dueño de una amplia biblioteca y lector-escritor incansable, no fue activo partícipe de la guerra civil o las acciones de la Blau, nadie mejor que él para contar una serie de hechos que por vivencia familiar le atañen y marcaron su bagaje, llenaron su macuto guerrillero.
Visión sobre diferentes acontecimientos
En cuanto a la segunda mitad del siglo XX y a la actualidad, el coronel sí ha estado en primera línea de fuego y sabiendo su paradero en muchos momentos delicados de nuestra controvertida historia patria reciente: La marcha verde, el golpe del 23 F, la Transición, la crítica activa contra la nefasta ley de memoria histórica (ley 52/2007), y contra las decisiones cainitas iconoclastas del actual Gobierno (presidido por un prófugo de la justicia y con un genuflexo «primer ministro» adlátere en la sodomizada Moncloa) en su plan de eliminar toda referencia al Estado Nacional anterior a la monarquía constitucional; tratando a España como a san Ero de Armenteira, que se quedó dormido a la sombra de un roble escuchando un pajarito y al despertar había pasado medio siglo sin darse cuenta y con toda su generación ya perdida y olvidada.
Para apartarse la visión única paniaguada se hacen necesarias obras como esta, y todas las que desde distintos puntos de vista y sin cancelas aporten luz a las sombras. Aquí estamos ante el trabajo de uno de esos fuegos del elogio cervantino, unificando la pluma y la espada.
El Español recuerda que don Lorenzo fue el único mando militar de todas las FFAA, además estando en activo, que elevó a la superioridad un magnífico informe, bien documentado y mejor argumentado (que bien conozco), alegando contra la ley de desmemoria antihistórica de Rodríguez Zapatero, lo que le valió ser cesado y arrestado, «por ello, dicho cese y arresto supone en su haber, y más aún en estos tiempos, condecoración y reconocimiento de igual nivel al de la Laureada».
El autor se detiene en muchas páginas en un vuelo sobre la Transición (hilo conductor de esta variedad de artículos), con su pluma en buen y claro castellano, sin «reviravoltas» ni falseamientos de la verdad tan acordes a los nuevos tiempos de la aciaga política actual y sus circunloquios de fray Gerundio. Una Transición que el autor prefiere llamar Transacción, es decir, a aquel período de nuestra más reciente historia sobre el que se ha levantado una montaña de mentiras para cubrir su indignidad y la de tantos como lo protagonizaron con muchos resultados nefastos que hoy palpamos.
Además de este repaso somero a esta etapa de ilusiones perdidas y hoy también vilipendiada por los amigos de la desmemoria, el autor pone en solfa ciertos comportamientos de nuestros más altos dignatarios, hace una crítica severa al anterior rey a quien tacha de perjuro y felón (respetando la actuación del actual, «pués él no ha faltado a su juramento»), y nos propone preguntas y aporta no pocas respuestas bien documentadas.
Nos entrega un verdadero libro de consulta sobre el pasado siglo, nos invita a conocer verdades, de primera mano, con aportaciones de vivencias personales o familiares bien precisas. Habla el coronel del conflicto de obediencias y lealtades de los militares españoles por seguir la constitución emanada del referéndum de 1966 o el cumplimiento de la última voluntad del testamento de Franco que les pedía apoyo a don Juan de Borbón, conflicto de lealtades levantado cuando el rey sanciona la ley 52/2007, que «si no se deroga o se modifica sustancialmente será la tumba de la monarquía española».
Citamos su atención a la División Azul. Su padre fue un heroico oficial divisionario y el coronel nos cuenta sus avatares y los de tantos compañeros a los que trató o documentó para perpetuar su memoria y corregir injustas afrentas (José Luis Gómez Díez-Miranda, el laureado Antonio Ponte Anido).
En «Los héroes proscritos» ataca al infame y doloso Instituto de Historia y Cultura Militar del Ejército español por su veto a tratar sobre la mayor participación española en la 2GM. Este desconcertante instituto tan mal regentado desde 2007 envió un mensaje a las unidades, centros y organismos para que ninguna efeméride fuera relativa a la guerra civil ni a la División Azul, a pesar de que los mejores investigadores españoles sobre la DEV hubiesen demostrado hasta la saciedad que la miserable ley 52/2007 en nada afectaba a la Blau. Unidad valorada y apreciada desde la RFA a la actual Rusia de Putin.
En la página 129 nos explica sus razones para un desafecto y su decepción con la actuación del anterior rey, siendo teniente voluntario de la Agrupación de Tropas Nómadas en el Sahara Español en 1975, en plena crisis de la Marcha Verde.
Aquí, el valeroso y acreditado mando no duda en atacar al entonces príncipe y a la camarilla que rodeaba la habitación del hospital del Franco moribundo de la venta gratuita del territorio español en vísperas de su autonomía a otro pájarraco de cuenta y chilaba, Hassan II, traicionando al pueblo saharaui, al país y a los mandos militares.
«En la Transacción, S.M. Juan Carlos I, ya Rey de España, faltando a tres solemnes juramentos (el que empeñó en su jura de bandera, el que hizo ante las Cortes Españolas al ser proclamado sucesor a título de Rey, y el que prestó antes de ser coronado) propició la demolición, desde sus cimientos, del Régimen, del orden institucional que él y nosotros habíamos jurado» añade el coronel. Por ello lo ataca por su falta de honestidad al no proponer en su día con claridad meridiana su deseo de demolición de la herencia recibida.
En «La Transición: ¿Reforma o ruptura?» desarrolla el escritor estas esenciales consideraciones sobre el papel del Rey en este proceso. Otro asunto candente y al que tacha del «día de la gran infamia» es el 24 de octubre de 2019, cuando se produce lo que llama «la profanación de la tumba de Francisco Franco», un hecho en el que él estuvo presente alzando su voz en la gehena del Valle de los Caídos. Sin apartar de culpa a la Iglesia española y vaticana, que tanto debe al General trasladado.
23-F «Golpe de timón fallido organizado por el CNI»
En el 23F fue el autor testigo directo de hechos significativos, como capitán jefe de la policía militar del Gobernador militar de A Coruña, Torres Rojas. Las páginas dedicadas al Golpe son un compendio ilustrativo de los hechos, con acertadas citas bibliográficas que son muchas veces apartadas de la luz por una clase política ocupada en la aculturación de la plebe y la perversión del relato. Cita el coronel sin tapujos la Operación De Gaulle, el Touche Armada, la visible implicación del rey. «La prueba más evidente, irrefutable, de que el 23-F fue un golpe de timón fallido organizado por el CNI autorizado por el S. M. el Rey y con el consentimiento de la clase política, lo corrobora la composición del Gobierno que iba a nombrarse y que puede encontrarse por internet», Fernández-Navarro dixit.
La guerra civil ocupa muchas páginas, en este proceso revisionista a la inversa del auspiciado por el cainismo sanchista. Con muchos datos, documentación y citas que no pueden tenerse a un lado a la hora de querer conocer todo y de todos. Habla de un PSOE manchado de sangre, del holocausto rojo del Frente Popular, de las chekas y sus sanguientos comisarios (tantos elevados a calles y homenajes políticos sin acordarse de sus miles de víctimas). No duda en acusar, con citas, a Santiago Carrillo de la planificación del genocido de miles de madrileños (la saca, transporte y ejecución requiere una gran maquinaria oficial, efectiva y compleja), cuya mayor expresión son los asesinatos de Paracuellos, ordenados por Carrillo y no por incontrolados de la FAI.
El Fiscal Marcelino Valentín
Por lo que le atañe como familiar directo, culpa al socialista Largo Caballero de la ejecución del Fiscal General de la República, por venganza personal. El fiscal Marcelino Valentín Gamazo estaba casado con Narcisa Fernández Navarro de los Paños, con la que tuvo nueve hijos. Es tía del coronel autor del libro reseñado. Su esposa poseía fincas en Rubielos Altos, en la provincia de Cuenca, aunque la familia vivía en Madrid donde él ejercía su profesión.
En Madrid también pasó la guerra la familia paterna del coronel, cuyos testimonios vitales se incorporan. Su actuación profesional más notable, en el ejercicio del cometido que le correspondía como Fiscal General de la República, fue en la causa emprendida por el Tribunal Supremo contra el socialista Francisco Largo Caballero.
El llamado Lenín Español (el PSOE entonces era un partido radical revolucionario, y lo fue hasta la reciente era felipista, ahora enterrada de nuevo) fue condenado como principal responsable -instigador y organizador- del golpe de estado contra la «república burguesa», denominada «La Revolución de Octubre de 1934». En cuanto pudo, Largo Caballero fue a por el fiscal, y envió a sus matones. El 5 de agosto de 1936 milicianos socialistas ataron, torturaron y mataron al abogado del estado Valentín Gamazo junto a sus tres hijos.
NOTA DEL AUTOR
El origen de esta serie de artículos, cuya recopilación da lugar al presente libro, es la infame ley 52/2007 de la memoria histórica «perfeccionada» posteriormente con la igualmente nefanda ley 20/2022 de la memoria democrática.
Falsas ya desde su preámbulo, al proclamar, con inaudito cinismo, que pretende la reconciliación de los españoles. Cuando lo que hace es determinar, con rango de ley -y por ello como imperativo legal- quienes fueron los buenos y quiénes los malos en la contienda 1936-1939.
Y para mayor escarnio, lo hacen los herederos ideológicos de quienes buscaron la guerra con ánimo de exterminar a la media España que les venció -por sus pecados- y a la que ahora dicen querer reconciliar con sus verdugos. Quienes promulgaron estas infames leyes de memoria deben saber que el presente libro es un efecto colateral con el que quizás no contaron.
El que siembra vientos, recoge tempestades. Deberían haber aprendido la lección.
NOTA DEL EDITOR
Ante la imposibilidad de insertar en un libro editado en papel, todas las imágenes que ilustran y complementan un texto en formato digital, se ha optado por consignar al final de cada artículo el enlace que permite a lector acceder a los trabajos originales publicados en El Español Digital La-Verdad Sin Complejos.
De esta forma es posible ver, al lector interesado, todas las ilustraciones que acompañaban a los textos publicados en formato digital. Muchas de ellas de gran interés, bien por ser la reproducción de documentos trascendentales, por su originalidad y valor artístico o en definitiva porque si «una imagen vale más que mil palabras» cuando esa imagen ilustra y completa, lo que se expone en el texto, el conjunto se refuerza mutuamente proveyendo al trabajo de una fuerza extraordinaria.
Pero es que además, quien tras la lectura de los artículos de este libro, tenga la curiosidad de verlos publicados en el formato digital, además de ver las imágenes que los acompañan -como ya se ha dicho- tienen acceso a los comentarios que suscitaron entre los lectores. Algunos muy interesantes y de gran enjundia. Que no pocas veces van seguidos del agradecimiento del autor donde este hace además interesantes puntualizaciones.