Existe un dicho muy famoso y antiguo que los españoles utilizamos cuando con algún asunto planteado sospechamo algo raro porque desprende un tufo bastante evidente a timo, a engaño. Dice así: «esto tiene más trampas que una película de chinos». El decreto presentado hace unos días por el «puto amo» y respaldado por su criminal gobierno, es otra evidencia más de la desfachatez de esta panda de delincuentes enquistados en el poder político y sumergidos en una corrupción insoportable que encaja perfectamente con el significado de este antiguo dicho.
Un ómnibus, como todos sabemos, es un vehículo que transporta a un número significativo de pasajeros, un autobús, pero más reducido en plazas y tamaño. El decretazo que querían aprobar este delincuente de Sánchez y su panda de forajidos era algo parecido, es decir, un cajón de sastre donde poner encima y a la vista algo bueno, bonito y supuestamente barato, pero con la condición de llevarse también el resto de su contenido, aunque ese resto no sea en absoluto del agrado del comprador, o todo o nada.
Este ómnibus estaba gripado desde el momento de su presentación para ser aprobado porque tenía una trampa tan vergonzosa e inmoral como condicionar la aprobación de temas tan capitales como la revalorización de las pensiones, o las ayudas a Valencia por las consecuencias devastadoras de la gota fría, con pasar por el aro del chantaje y tragar con otras medias inaceptables como prologar y seguir promoviendo la «ocupación» dejando a los propietarios de los pisos otro año más, como poco, sumidos en el desamparo y la desesperación total, regalar al PNV un palacete perteneciente al Estado valorado en alrededor de 15 millones de euros situado en Paris, o seguir financiando con nuestro dinero las redes que facilitan la entrada de ilegales a nuestro país. Tres ejemplos solo de lo que querían «colar» estos canallas de golpe y todo junto y sin desglose posible.
Este timo tenía alrededor de 80 medidas de bulto y camufladas junto a las 3 o 4 absolutamente aprobables de forma automática y sin objeción alguna por la totalidad de la cámara presentadas de forma independiente y no, como pretendía el ejecutivo todas en un mismo paquete.
La respuesta de la oposición fue rotunda en su negativa y puso al gobierno en una doble tesitura, o desglosar las solicitudes del decreto una a una con la seguridad, como ya he dicho, de la aprobación, o, por ejemplo, retrasar su puesta en marcha poniendo a pensionistas y damnificados de Valencia como víctimas de una situación creada por la derecha, y así tensar la cuerda de una estrategia tan absolutamente deleznable que si no se resolvía en unos días los 12 millones de pensionistas que en este mes de enero habían recibido un pequeño aumento en sus pensiones de unos pocos euros, en febrero se los quitarían.
El «puto amo» no se bajaba del burro, para seguir planteando un pulso de desgaste y seguir culpando a la derecha de esta situación, hasta que llamó el que verdaderamente manda en este país de trileros, Puigdemont, y con un golpe de autoridad cambiar el panorama y hacer que Sánchez redujera sus decretos para su aprobación. Lo que Junts ha pedido para dar salida a este embrollo no lo sabemos con certeza por ahora, lo que es claro es la caída de pantalones de Sánchez y la demostración de quien «hace magia» y convierte un ómnibus en un microbús también averiado.