Esperanza, una mujer gallega de 107 años fue invitada ayer a un programa de Antena 3 para hablar de los secretos de su longevidad y terminó afirmando que «tenía que volver otro como Franco», defendiendo la mili y criticando a Puigdemont:
Esperanza comenzó su minuto de oro hablando del golpista Puigdemont huido de la justicia española en una maleta. La reportera trató de desviar su atención cambiando de tema:
«Usted que lo ha vivido todo» dijo la presentadora antes de enumerar una lista de personajes históricos: «el Rey Felipe, la república, Franco…», la presentadora esperaba poder hacer una crítica a Franco, sin embargo parece que Esperanza guardaba un grato recuerdo de los años del franquismo y se lanzó en su defensa: «Tendría que venir otro como él […] ahora matan mujeres y jóvenes» afirmó para pedir a continuación el regreso del servicio militar obligatorio.
Finalmente la reportera terminó la entrevista sentenciando: «Ella lo ha vivido todo se queda con Franco, los demás pues no».
“Con Franco Ud no bailaba porque se lo digo yo” le dice a una española centenaria que le acaba de decir en televisión y en directo que con Franco se vivía mejor que con nadie antes y después, mejor que que con la república y mejor que en esto que llaman democracia.
Sonsoles Onega, nacida en 1977 con Franco muerto quiere imponerle a la mujer que vivió el franquismo del primer al último día sus mentiras ideológicas para intentar sustituir la memoria de la anciana.
Pero esta mujer no es como ella. Y deja a Sonsoles como la despreciable mentirosa y manipuladora que es, digna hija del más indigno, sumiso y pelota falangista y jefe de prensa de la Guardia de Franco, Fernando Onega.
Entre las peores sombras de un franquismo cuyas muchas luces no se defendieron y hoy están proscritas, está la creación de esa inmensa legión de ratas trepadoras como tu padre que aprendieron a medrar en un régimen por el que los más valientes habían caído en la guerra. Y esa nueva casta de seres chupópteros, cuyo único mérito era decir lo que el jefe esperaba oír y denunciar al que fuera distinto, es decir la gentuza como Onega, se pasó en bloque en 1982 a medrar del PSOE y hoy prestan culto al régimen falsario, corrupto y liberticida de los socialistas, sus mascotas y sus cómplices criminales.
«En el Arco de Triunfo de la Moncloa, donde la ciencia le rinde homenaje a las Fuerzas allí vencedoras, Madrid despidió a Franco. Despidió su cuerpo, porque su sentido de la vida, de la política y, sobre todo, de la eficacia, que ahora pasaban al reino de la Historia, quedaría grabado para siempre en aquellas gentes que con tanta devoción, cariño y agradecimiento ahora le despedían».
Fernando Ónega en 1975 en el Diario Arriba
EL ARTÍCULO COMPLETO TRAS EL VÍDEO DE LA ANCIANA QUE PONE EN SU SITIO A SONSOLES
«ASÍ SOLO MUEREN, EUROPA, LOS GRANDES HOMBRES DE LA CIVILIZACIÓN»
TIEMPO I.- Fue –tenía que ser-un 20 de noviembre. Murió como un caído más, como el más humilde de los caídos, precisamente el día que dedicó a su honra. Entrelazó su nombre, para las conmemoraciones e la historia, con el de José Antonio. Va a descansar bajo el mismo techo, y el destino, que escribe sus designios con caracteres misteriosos, escribió ahora esta grandiosa coincidencia.
Fue con el alba, cuando el país dormía. Y ese país se despertó después con la mañana de luto y la historia cambiada. A las seis de la mañana ya estaban encendidas las luces de casi todos los hogares. Se resistía la niebla a dar paso a alguna noticia que no fuera la del milagro, pero ya era tarde. Ya era el gran vacío. Estaban cerradas cuatro décadas de gloria. El edificio estaba construído. El pueblo salía de sus casas, como todos los días. Aparecían las primeras banderas a media asta, como los sentimientos, y el pueblo salía de sus casas, como todos los días.
Yo estoy seguro que Franco –un Franco difunto, ¿os dais cuenta?- hubiera deseado un amanecer justamente así: con el pueblo, con su pueblo, que lleva un nudo en la garganta, se desayuna con su amargura, se afeita con su luto, pero acude a su trabajo con la enorme y sagrada serenidad de la esperanza en la normalidad. Ni un histerismo, ni un grito callejero, ni una parálisis, ni siquiera el silencio. Un dolor seco, pero una vida del país llano que seguía su ritmo normal. Era, sin duda, el amanecer que hubiera deseado Franco para la hora suprema de “rendir la vida ante el Altísimo y comparecer ante su inapelable juicio”
TIEMPO II.- Y luego, aquél brazalete negro por la calle. Y aquellos rostros que lloraban sin ningún reparo. Y la imagen entrañable de la viuda, cortada por el dolor. Y las voces emocionadas de los encuestados por televisión. Y cerca de cuatro millones de ejemplares de periódicos vendidos en una sola ciudad. Y una comitiva de catorce coches que cortaba el aire frío de una mañana para todas las derrotas. Hasta ese momento se había creído en el milagro. Ahora, Franco había sucumbido en su última batalla. Y esta España nuestra, huérfana de un caudillaje, se miraba a sí misma y se repetía: sin Franco. En los pueblos las campanas sonaban a muerte. España estaba de luto. La música fúnebre no se oía solo en los receptores. Esta España nuestra era ya, irremisiblemente, una España sin Franco.
TIEMPO III.- Estaban conectados, seguramente, todos los televisores del país: “Franco ha muerto”. Carlos Arias, resumen humano perfecto de veintidós meses trepidantes, en los que se dieron cita la angustia y la ansiedad, los mayores compromisos y los mayores problemas para un gobernante, comparecía otra vez ante la sociedad. Contemplad su rostro: es una imagen para el recuerdo, como algo muy patético de emoción. Sus palabras se entrecortaban, fue preciso repetir la grabación, y al final, como cada español, dijo el “Viva España” de Franco con toda la zozobra que cabe en un cuerpo humano, con toda la tristeza que puede caber en la geografía de una nación. “No os faltará mi capitanía”. A las seis horas de faltarnos, supimos que Franco había tenido la previsión de estadista de dejar su testamento político, escrito desde el amor y el perdón, recuadrado en aquellas palabras que Franco escribió tan alto: unidad, Patria, paz, pueblo, justicia social. El, que no pudo físicamente asistir a la jura del Rey de España, sólo dejó dos peticiones básicas: la unidad y “que rodeéis al futuro Rey del mismo afecto y lealtad que a mí me habéis brindado”. Ha sido su último gran gesto. Y entre el amor y el perdón ha entrado en el juicio de la Historia. ASÍ NO MUEREN, VIEJO CONTINENTE, LOS DICTADORES. ASÍ SOLO MUEREN, EUROPA, LOS GRANDES HOMBRES DE LA CIVILIZACIÓN.
HOY ES MAÑANA.- Todo está consumado. De lo que ahora se trata es de que ese gran testamento no quede en un archivo, aunque sea primorosamente cuidado. Cuando estas líneas se escriben, en alguna imprenta de Madrid se están editando un cuarto de millón de “posters” con la imagen del Caudillo perdido y el texto de sus últimas palabras. Cuando, el próximo jueves, los escolares vuelvan a sus aulas, ese “poster” pasará a presidir un cuarto de millón de habitaciones, un cuarto de millón de estudios, de un cuarto de millón de muchachos que ahora heredan, sencillamente, una cosecha de paz.
Hasta ahora, con precisión milimétrica, entraron en juego puntualmente los mecanismos institucionales. Con madurez ejemplar, que ya nadie podrá discutir, el pueblo se comportó singularmente. Hoy, con el alba, ese pueblo acudirá a ofrecerle su homenaje de despedida final a su cuerpo, ya que su obra es patrimonio colectivo. Pero hoy es ya el mañana, veinticuatro horas antes de la jura del Rey Don Juan Carlos. La pena y el luto son inmensos, pero sobre ellos se abre el mandato social de los tiempos: “Continuar”. Mañana, a los seis años y cuatro meses de su proclamación como heredero, un hombre joven, ya Capitán General de los tres Ejércitos, cogerá el timón que Franco condujo a lo largo de cuatro décadas. Hereda un Estado construido, pero necesitado de las modificaciones que requiere la nueva sociedad. Ayer terminó, por ejemplo, su vigencia, la ley de Prerrogativas. Ese simple hecho enmarca un enorme compromiso. El final de esta ley significa lo mismo que el tránsito del Régimen de Franco a una Monarquía constitucional: el paso del poder personal a un poder institucional y popular. Pero no es tiempo de cábalas. El gran umbral del futuro sólo se abrirá mañana con el mensaje del Rey a la nación. Mientras tanto, es hora de silencios.
De tal palo,
tal listilla;
que por la jeta,
trinca 1 kg de Planeta
Que enorme vergüenza y rabia tener que ver y oír a esa hija de su padre, que fué un cambia chaquetas al sol que más calentaba, ahora tratando de imponer su relato de odio a toda una época de la Historia de España a una anciana de más de 100 años que vivió y esta en plenitud de capacidades físicas y mentales aquella época del franquismo, es una vergüenza absoluta la manipulación mediática que están haciendo en la televisión esta gentuza que ni siquiera vivía aún cuando aquello aconteció y que en cambio sus padres sí que medraron y prosperaron a la luz de aquel régimen, el mismo que trajo la paz y reconstruyó (y de que manera!) lo que aquella cruel y despiadada Guerra Civil, provocada por la más rancia izquierda, destruyó.
Jajaja,tengo entendido que muchos falangistas mas franquistas que Franco se pasaron al psoe y es que lo importante es arrimarse al arbol que le den mas sombra.Son especies protegidas.
No recuerdo una época mejor, ni más prospera, ni mas segura, ni mas tranquila, ni más feliz.
De haber seguido con Francisco Franco, hoy seríamos la envidia del mundo., porque nos sacó de las ruinas y el odio de una guerra y nos llevó al entendimiento y a la paz social