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Tras el final de la Segunda Guerra Mundial se celebraron, como todo el mundo sabe, los juicios de Núremberg sentando en el banquillo a los responsables nazis que perpetraron las atrocidades que todos conocemos con resultados que oscilaron entre varias penas de muerte y condenas de cadena perpetua. Es decir, la sociedad respondió con la ley e impartió justicia. Se acaban de conocer noticias de actualidad en este estercolero, antes España, de una gravedad que hiela la sangre.
Resulta que un medio de solvencia como es ABC, a través de la información del periodista Javier Chicote, saca a la luz la terrible noticia de que el Gobierno de Sánchez, representado en principio por el Ministerio de interior del invertido Marlaska, retrasó cuatro días el envío de especialistas de rescate en pleno desastre de la gota fría a pesar de recibir el ofrecimiento inmediato y voluntario de estos especialistas. Un miembro de Los Grupos de Rescate Especial de Montaña (GREIM), comentó a este periódico: «En vez de mandarnos a rescatar vivos, nos enviaron a recoger muertos» y esto es textual, así que no es de extrañar que la ministra de defensa repitiera la consigna y dijera públicamente que el ejército no estaba para estas cosas.
Agentes de la zona centro que ya estaban de camino a Valencia el día 30 de octubre, el día después de la tragedia, fueron replegados a sus bases. Las ayudas ofrecidas por países europeos, Portugal, Francia, y por naciones hispanoamericanas como El Salvador, fueron rechazadas sin ninguna explicación.
Lo terrible de todo esto es que ese retraso y rechazo de las ayudas estaba propiciado por la idea diabólica y miserable de este gobierno criminal que es el culpable de más de 200 muertos y un número indeterminado de desaparecidos, de ir a liquidar al gobierno del PP, y lo más doloroso del caso es que con toda esta información de un genocidio, el segundo tras el de la gripe china, aquí nadie hace nada.
En un caso como este, el Gobierno tiene la obligación de forma inmediata de enviar al lugar de la catástrofe todo tipo de ayuda sin demora empleando al ejército, policía y personal especializado para salvar vidas, no para recoger muertos. La realidad es que este crimen masivo se provocó para retrasando el auxilio intentar desgastar, como ya he dicho, aun partido y al irresponsable del mismo, su presidente, Mazón, un impresentable que mientras las gentes de sus pueblos se ahogaban, él estaba de comida con una periodista.
En un caso tan sumamente grave como éste no sirven las visitas ni las fotos de unos reyes de cartón, ni la ausente vergüenza y la rabia bastante floja de un pueblo idiotizado que se deja hacer cualquier cosa, incluso asesinar, sin levantar la voz.
El responsable primero de este «chiringuito» dijo que «si quieren algo que lo pidan» y este pueblo lo que debería clamar todos en la calle es un juicio de Núremberg y acabar haciendo justicia total contra esta banda de forajidos.