Que a nadie le quepa la menor duda de que ellos saben que la obra de destrozar la sociedad que asaltaron con el beneplácito de unos restos del Movimiento encarnado en traidores y en un rey perjuro y putero, justo después de la muerte del Caudillo, ha dado sus frutos convirtiendo una sociedad unida y cohesionada, en una piltrafa aborregada que obedece sin rechistar ante todo lo que les pase en este basurero, antes España, que desde que, esta vez de forma sistemática, se instauró, como ellos denominaron la Reforma política, «La hora de los enanos», desguazaron todo el sentido de unión y destino que ya intentaron destruir en la República y forzando una guerra civil fueron aplastados por el militar más grande que se conoce en la historia universal convertido después a través de este factor determinante, en el estadista más grande desde Los Reyes Católicos, Francisco Franco.
Pues bien, la obra de Franco apoyada sin fisuras por una ciudadanía empeñada en hacer de una España en ruinas, otra patria unida, grande y libre, se ha terminado y esta jauría de perros de izquierdas descendientes de los asesinos que también acabaron con la legalidad han conseguido en un plazo de apenas medio siglo poner de rodillas a una sociedad civil que despojada de sus valores cívicos y morales es arrastrada hacia ese caos que siempre ha sido la meta de la izquierda, una manada de borregos subvencionada con migajas para subsistir pobres de cuerpo y alma.
Este país ha sido transformado en un absurdo conjunto de 17 estados y ese objetivo es clave a la hora de entender que el principal plan diseñado para acabar con la unidad de una nación es la rotura de esa unidad, que no es solo física, sino que, lo que resulta más grave y definitivo, es de destino patrio y universal.
No solo estaba en sus planes la separación territorial, aunque este fuera punto capital de ellos, también se inició una absoluta y descarada persecución y desacralización de todos los focos vivos sociológicos, desde la formación en las escuelas y universidades hasta una secularización, con una Iglesia vendida al poder y encanallada, provocando en algunos momentos hechos tan graves como tolerar la blasfemia en medios públicos como la televisión española.
Estos ejemplos si se analizan nos llevan a ver con perspectiva la terrible situación que sufrimos en esta espantosa nación donde desde el poder todo vale. Esta gentuza que nos está fulminando ha colonizado todos los poderes públicos que siendo independientes ahora son de ellos y controlados con mano firme no hay esperanza de reacción para defendernos de sus abusos y canalladas. A casi nadie le importa lo que pase.
Empieza un nuevo año y vuelven los anuncios de subidas generalizadas de precios e impuestos y nadie dice nada, ni, lo que es peor, nadie rompe un plato y es que, con nuestra desidia les hemos dado carta blanca.