En los convulsos años 70, los falangistas cantábamos siempre que teníamos ocasión una canción bastante significativa que resumía perfectamente una buena parte de nuestro ideario, decía «que no queremos reyes idiotas que no sepan gobernar» después añadíamos que «lo qué queremos implantaremos el estado sindical». Algunos camaradas hablaban de la Republica Sindical y otros nos conformábamos con «soñar» con la llamada «Revolución Pendiente», aquello de Republica nos traía recuerdos muy oscuros, aunque todo era cuestión de matices entre tendencias y camaradas. A donde quiero llegar después de esta necesaria explicación es que, nosotros los falangistas, no somos ni seremos nunca monárquicos.
Cuando Franco, que por desgracia sí lo era, diseñó una política futura en la que el estado se convertiría en una monarquía parlamentaria encarnada en un rey que tras jurar los principios del movimiento nacional se los pasó por «el puente» y tras la muerte del Generalísimo que murió creyendo que lo dejaba todo «atado y bien atado», empezó con su proyecto de ruina y descomposición de España provocando el inicio de un siniestro proyecto que desmontando todo lo construido en una patria libre, grande y unida, nos condenaba a lo que estamos viendo y viviendo en la actualidad. Que a Franco en su senectud le engañaron todos, puede ser, pero hay que recordar que al futuro rey de España se le trajo cuando este era un niño y lo hizo así para contagiarle su amor a España y su sentido de servicio y sacrificio que él llevo siempre durante toda su vida como único estandarte de su extraordinario servicio a nuestra patria. El Borbón, como sus antecesores de linaje, nos salió traidor, borracho, putero y perjuro y admitió todo lo que le pidieron los «padres» del nuevo estado que estaban diseñando entre masones y rojos, convirtiendo a la figura del monarca en una sombra decorativa que no sirve para nada y que cuesta una cantidad enorme de millones que pagamos todos los sufridos contribuyentes.
Que la monarquía en la edad Media podía servir, vale. En nuestros tiempos es anacrónica e innecesaria. En la actualidad este rey, Felipe VI, no hace nada que beneficie a España, es más, es un cobarde que para seguir viviendo del cuento firma lo que le ponen por delante y lee en sus discursos lo que le escriben desde Moncloa, y no me sirve que me digan los listos de turno que no puede hacer otra cosa, lo sé, pero si tuviera vergüenza y dignidad cogería del brazo a la republicana del telediario y a sus dos nenas y se iría con viento fresco a un exilio millonario pagado por un pueblo traicionado por él y por todos los suyos durante siglos de historia. En todo caso sí no sale de él marcharse de forma voluntaria que esté tranquilo que viendo el negro panorama que tenemos, está a punto de la patada en el culo y a dos minutos de viajar a Cartagena.