Parece que fue ayer cuando naciste entre disparos y poesía y, ya ves, aquí estamos celebrando tu fiesta de cumpleaños con una tarta de noventa velas. Aunque nadie lo diría al verte.
Sigues siendo, en tu belleza alegre y faldicorta, la más sugestiva en tu proyecto y la más irritante para tus enemigos -que son los de España- y que te persiguen con la misma saña y vileza que cuando naciste.
Incluso han aprobado leyes con el exclusivo fin de denigrarte, de borrar el recuerdo de tus hijos, asesinados o Caídos en combate. Hoy, los herederos de los que los asesinaron, profanan sus tumbas e intentan borrar su memoria gloriosa.
Pero ya estás acostumbrada a estas cosas y, hoy como ayer, respondes con alegría insolente a su odio, con dignidad serena a sus provocaciones y con firmeza irreductible a su farfullar miserable.
Sigues siendo inasequible al desaliento, y ahora, también al asco.
Ya estás acostumbrada a la vileza de los que, desde el egoísmo cobarde e hipócrita de las derechas o desde el rencor sectario y endófobo de las izquierdas, siguen convirtiendo a España en un corral, a la Policía en un sanedrín de inquisidores y a la política en un negocio sucio. Es lo que hay.
Tus enemigos – que son los de España- parecen haber olvidado que la última vez que te ilegalizaron terminaste ganando la guerra que ellos mismos provocaron. Luego, esa Victoria se descafeinó y se asfixió entre sotanas y entorchados. Pero ésa es otra historia. La historia triste y mezquina de los que volvieron a sacar a los partidos políticos, a la monarquía y al monipodio parlamentario del basurero del pasado del que nunca debieron salir.
Tus enemigos – que son los de España – se siguen asombrando de que, a pesar de sus leyes amnésicas, de sus fiscales del odio y del odio de sus fiscales, sigas en pie y de que la bandera roja y negra de la Revolución siga alzada.
Tus enemigos- que son los de España- siguen temiéndote porque saben que uno solo de los españoles sin miedo que visten la camisa azul proletario de tu uniforme, vale más que mil borregos abducidos por su propaganda mediocre e insidiosa. Saben que las multas abusivas, la persecución judicial y el acoso policial pueden hacerte daño pero no pueden vencerte.
Desde la sabiduría de tus noventa primaveras, eres consciente de que tu lucha no empezó ayer ni terminará mañana. Por eso no puedes permitirte el lujo de abandonar el combate. Las innumerables centurias de camaradas que hacen guardia en los luceros no te lo permiten.
Ahora, en este tiempo difícil y triste, alzo mi brazo en el saludo más noble y antiguo y te envío mi felicitación políticamente incorrecta y venturosamente rebelde:
Feliz y Revolucionario Cumpleaños , Falange.
Arriba los Valores Hispánicos.