Ricardo Herreras Santamarta (León, 1972) es Licenciado en Historia (2001) y Máster en Literatura Española y Comparada (2014) por la Universidad de León. Su trayectoria abarca una larga experiencia laboral en los más diversos sectores además de numerosos cursos, becas, trabajos de investigación (Sic semper tyrannis: La influencia del pensamiento de Juan de Mariana en el teatro de Lope de Vega-Trabajo Final de Master), artículos para revistas especializadas (ProMonumenta, Ateneo Leonés) conferencias, menciones especiales y colaboraciones (La Razón de la Proa, Tradición Viva). Es autor del libro El escapulario de la Virgen del Carmen. Entre la devoción religiosa y la creencia popular (Madrid: PuntoDidot, 2016).
¿Por qué un libro sobre Franco y la mano incorrupta de Santa Teresa?
Este libro es en buena medida fruto del azar. En un momento determinado se me propone -aquí en mi León natal- participar en un libro colectivo sobre la figura de santa Teresa, lo cual era algo que al principio no me seducía demasiado. Hasta que decidí hacerlo tratando el asunto de la reliquia teresiana que estuvo en poder de Franco durante tanto tiempo. Circunstancias que ahora no vienen al caso van a hacer que, finalmente, no participé en dicho proyecto…pero hete aquí que sigo indagando sobre el tema y, bueno, después Álvaro Romero de SND se interesó por él y acordamos su publicación.
¿Por qué se dijo que tanto que más la mano era el brazo de Santa Teresa?
Si he de ser sincero, lo desconozco. Lo cierto es que popularmente a la reliquia de la mano izquierda de santa Teresa se la ha venido confundiendo con la también reliquia suya del brazo izquierdo (actualmente conservado en Alba de Tormes). Téngase en cuenta que, al poco de su fallecimiento, la conocida como «andariega de Dios» fue (como le ocurrió a otros santos antes) casi «despiezada» en aras a la obtención de reliquias. Menos explicable, si se quiere, es el hecho de que tantos historiadores se sigan aún refiriendo a este vestigio sacro (el que estuvo en poder de Franco) como un «brazo» cuando es una «mano»…
En cualquier caso no hay duda de la autenticidad de la reliquia…
Ninguna en absoluto. Es cierto que no pocas reliquias de la Cristiandad son dudosas y bastantes falsas. Pero no es el caso. De hecho, el accidentado periplo de la mano incorrupta de Teresa de Cepeda y Ahumada está perfectamente documentado desde que el padre Jerónimo Gracián se la cercena en 1583 hasta su regreso definitivo a Ronda en 1976.
¿Por qué hace una introducción explicando que es una reliquia, la importancia de su veneración y el poder que tiene?
Me parecía necesario. Más que necesario, imprescindible. Aunque el descreído hombre postmoderno considera todo esto poco menos que mera superchería, lo cierto es que a lo largo de la Historia las reliquias han tenido una gran importancia, religiosa y económica, social y cultural, y por ende, política.
¿Por qué fue tan importante esta reliquia en concreto?
Todas las reliquias relacionadas con santa Teresa lo son. Ocurre que ésta en concreto -a la que desde el principio se atribuyeron cualidades excepcionales- ha tenido una peripecia muy ajetreada, de acá para allá, salvándose poco menos que de milagro de su destrucción en varias ocasiones…ello creo que la hace especial. Además, la mano izquierda de cualquier santo tiene una connotación muy especial.
¿Qué supuso su incautación en plena contienda de la Guerra Civil?
Desde luego, para las monjas carmelitas de Ronda, que eran quienes la custodiaban entonces, una auténtica tragedia, después de lo que habían luchado para que se les cediera de cara a la fundación de su comunidad. Por otro lado, para el bando nacional, su recuperación -dentro de las operaciones militares desarrolladas en aras a tomar Málaga capital- se convirtió en algo prioritario una vez que dichas monjas den cuenta a las autoridades militares sublevadas de su sustracción por los milicianos.
¿Por qué se convirtió en un símbolo de la España Nacional?
Santa Teresa ya era en sí misma un símbolo de la España tradicional antes de la Guerra Civil, a la que se invocaba (junto con San Ignacio) como icono de las esencias de la Patria. De ahí a que pasase a ser un símbolo del llamado bando nacional sólo hubo un paso. Máxime en un contexto propicio como fue el de la Guerra Civil entendida como Cruzada, enaltecedor en grado sumo con cuanto acontecimiento se relacionaba con la fe tradicional del pueblo español, la cual no olvidemos se perseguía con saña por el bando frentepopulista.
¿Hasta que punto era consciente Franco del valor simbólico y del poder de esta reliquia?
Ésta es una pregunta que entra en el apartado de las creencias personales de quien fuera el Jefe del Estado español tantos años, por lo que no resulta fácil responder a ciencia cierta. Pero vamos, que el sólo hecho de que permaneciera a su lado desde 1937 hasta el último día de su vida, que nunca quisiera cederla a sus legítimas propietarias o que le acompañara cada vez que pasaba unas jornadas fuera de su residencia oficial en El Pardo…resulta indicativo de la importancia que atribuía a este vestigio sagrado. Importancia nacida de la resonancia que adquirió su recuperación en febrero de 1937 (considerada «milagrosa») y acrecentada con la toma de Madrid coincidente en su fecha con la onomástica de santa Teresa (el 28 de marzo de 1939). Por otro lado, Franco no dejaba de ser un hombre que se movía en algunos parámetros premodernos, ésos que siempre atribuyeron a estas reliquias la categoría de «objetos de poder», con los que presentarse como el continuador en el tiempo de los gloriosos monarcas y caudillos del pasado más glorioso de España. Y de ahí su querencia por ellas.
¿Por qué a la muerte de Franco la reliquia regresó a Ronda? ¿Dónde se puede venerar en la actualidad?
Desde prácticamente el mismo instante que la mano incorrupta de santa Teresa llega a Franco, la madre priora de la iglesia-convento de la Merced de Ronda (donde se encuentra en la actualidad) inicia una suerte de «batalla epistolar» con Franco a fin de recuperar tan valioso vestigio que se prolongará durante décadas. Y eso que ya en 1939 el obispo de la Diócesis de Málaga (hablamos del leonés Balbino Santos) accedió al deseo del Caudillo de custodiar de manera vitalicia la reliquia teresiana y que únicamente a su muerte regresaría a Ronda.
¿Qué es lo que aporta el libro a todo lo que se había escrito sobre el tema?
En primer lugar, recomponer el escaso a la par que fragmentado relato existente acerca de este singular episodio acontecido en pleno siglo XX, intentando delimitar lo que hay en él de mítico, legendario, propagandístico, metapolítico, etc. Y en segundo, imbricarlo necesariamente en la muy importante «cuestión religiosa» que en gran medida marcó el devenir de nuestra Historia en el período 1931-1979.