
La sociedad de este país ha sufrido la transformación radical que nos ha traído hasta aquí. Es evidente el terrible deterioro que ha conseguido arrasar los cimientos de nuestra nación, antes España, para eliminar la esencia de la tradición histórica que nos ha conformado y nutrido por siglos dando identidad a ese núcleo vital llamado Civilización Cristiana, que la España de Franco defendió en una gloriosa cruzada y desarrolló durante cuarenta años de unidad, grandeza y libertad.
Lo que ahora sufrimos sin parangón en tiempos pasados, incluso antes del franquismo, no tiene, insisto, parecido con nada. Eso que cacarean, los traidores paniaguados elevando a categoría casi divina de «la España del 78», ha sido parte crucial de la caída al vacío de nuestra patria y ahora estamos en un viaje sin posible retorno a lo que fuimos y jamás volveremos a ser.
El virus de los partidos políticos, el trocear nuestro sagrado territorio en una ocurrencia de reinos de taifas, ideados para separar y enfrentar, ese timo llamado de forma pomposa y grandilocuente, Constitución, ese relativismo inoculado a las generaciones de nuestros hijos diseñado desde un laicismo que abarca la manipulación en la primera escuela hasta la universidad, el pisotear la religión y desterrar a Dios del día a día, es el fruto envenenado que nos ha traído a esta sociedad a oscuras y rodeada de analfabetos que pasan de todo lo que no sea el móvil y Netflix. Eso que ocurrió en ese nefasto 78 proclamando, por fin «su libertad», la ruina moral de este estercolero que padecemos.
En esos tiempos primaba sobre todo el desmontar todo el andamiaje del anterior Régimen y para ello, un rey borracho y putero contrató a un repugnante ser que olvidándose de donde venía mancilló su honor pisoteando nuestra camisa azul mahón. Legalizar al partido socialista y al comunista, entre otros hechos faltos de memoria histórica fueron el acta de defunción de nuestra patria. Lo voy a repetir ya sin mirar atrás en nuestra historia, para salvar algo de nuestra vergüenza y honor hay que acabar prohibiendo todos los partidos, y al decir todos incluyo a esos llamados, erróneamente de derechas. Estos «lodos» vienen de esos «polvos» y el resultado es que España ya no existe y la democracia es un medio de enriquecimiento de unos políticos inmorales y voraces. Un país con un rey que es un pelele, que lo mejor que podría hacer es coger del brazo a la republicana de su mujer y acompañados de las dos nenas irse muy lejos de aquí y dejar de hacer el daño irreparable, ese daño tan frecuente que hace de manera casi automática la anacrónica institución a la que pertenece. Un ejército que está desaparecido y de misión en lugares lejanos, que ni nos van ni nos vienen, mientras aquí en vez de defender la unidad de la patria, misión que tienen encomendada y que no cumplen, desfilan en fiestas inventadas como majorettes del tres al cuarto con cascos de cartón y armas de juguete, y lo peor de todo, sin honor, ni vergüenza. Una sociedad civil sin ningún sentido de nada racional que hoy se llama Manolo y mañana Lolita, que vive ajena al desastre que tiene encima siendo robada a manos llenas y desguazada por esos partidos que apoyan con su voto falsario y analfabeto. No hay solución porque con estos mimbres no es posible, ya no hacer una nueva cesta, es imposible arreglar la que hay. Mientas padecemos un gobierno que ha conseguido dinamitar el Estado de derecho asaltando todos los contrapesos del mismo.
Soportamos a una banda de forajidos extractiva que cada día nos roba, y nos empobrece mas. Mientras estos socialistas mafiosos atentan contra la UCO y contra los pocos jueces y fiscales que con un heroísmo digno de resaltar siguen dignificando su trabajo, y por ende a todos los ciudadanos. Con un partido en el gobierno lleno de imputados e infectados de escándalos de putas, gambas y cocaína. y ya para salir corriendo, con el fiscal general del estado, mejor dicho, del gobierno, al borde del banquillo, salen «los del recambio» esos que pactan sin sonrojo cualquier disparate con el desgobierno y la reacción que tienen ante este panorama desolador es, un par de ejemplos, uno: llamar mafioso a esta caterva de delincuentes y a continuación acudir como corderos a la reunión de presidentes autonómicos, y dos: montar una manifestación de banderitas y vermut en el centro de Madrid con el lema: Mafia o Democracia ¿Se acuerdan ustedes, entre otros asuntos, de la Gürtel? No hay recambio ni esperanza… ¿Cómo dicen? ¿VOX?…. Vamos no me hagan reír
Es que ni siquiera Vox como dice al final es alternativa