Cuando la descomposición del estado es un hecho absolutamente constatable. Cuando el cáncer de la corrupción mina de forma descarada la medula de los partidos que nos roban de forma burda y descarada, es que ya estamos en el disparadero que nos conducirá irremediablemente a un final sociológico ya imparable.
Lo vengo diciendo desde hace mucho, las políticas planteadas desde la muerte de Franco nos han traído esta devastación amparada en una norma, llámese constitución, que es una mentira repugnante, y unos políticos parasitando una sociedad rota, analfabeta y absurda.
Eso que oímos todos los días de saltarse la constitución y ese invento de las «rayas rojas», son patrañas para narcotizar más a un pueblo al que le da exactamente igual que se hayan cargado el Estado de derecho, la soberanía y además que cada día sin ninguna queja estemos inmersos en una cadena de prohibiciones que clama al cielo. Toda esta gentuza, de izquierdas y derechas, nos han vendido a unos estamentos supranacionales cuyo objetivo es acabar con la Europa de las naciones convirtiendo los estados en meros entes vacíos de contenidos y esclavos de sus ocurrencias ¿Y el ciudadano de a pie, como reacciona ante este monumental abuso? Pues callando y obediente.
«España ha venido a menos por una triple división, la división engendrada por los separatismos locales, la división entre los partidos y la división por la lucha de clases» Esto lo dijo José Antonio allá por el año 1935 y este planteamiento se puede extrapolar sin ningún cambio a la España actual.
Estamos en manos de un gobierno de criminales y ladrones, que cuando la ciudadanía se moría a chorros, ellos se estaban lucrando y robando a manos llenas, y esto no es una hipótesis, es la asquerosa realidad. El poder judicial está tan podrido que hasta el Colegio de Abogados de Madrid ha denunciado y pide la división del fiscal general del Estado. La amnistía se aprobará en un par de meses y será realidad el principio de destrucción de nuestra unidad nacional. Después de Cataluña vendrán los vascos, valencianos y gallegos y nadie hará nada para impedirlo, el ejército no existe ni se le espera y el jefe del Estado es un rey sin facultades ejecutivas que solo sirve para inaugurar gilipolleces y disfrazado de militar ir a comer paella con su hija en la academia militar, en vez de hacer la maleta y coger del brazo a la roja del telediario y a las dos nenas y largarse de este país a un exilio millonario pagado con nuestros impuestos y moralmente abyecto. Esta familia real anacrónica nos cuesta mucho dinero para nada.
Volvamos a José Antonio por un momento, sus palabras fueron tan exactas y verdaderas que producen escalofríos, aunque cuando él las dijo aún había una patria más o menos estructurada. Hoy en día esa España ya no existe y lo que es mucho peor, el 99% de la sociedad que padecemos no conoce a quien predijo todo esto. Lo dicho. Ya no queda nada.