El filósofo y ensayista madrileño Santiago Prestel acaba de presentar en la editorial Letras Inquietas su nuevo libro Contra la democracia: Un manifiesto contra el peor sistema de todos. Una obra polémica, que ya se ha colocado en apenas 24 horas entre las más vendidas de Amazon, y que, sin duda, promoverá un debate necesario sobre un sistema político cada vez más cuestionado.
¿Por qué un libro contra la democracia?
Era, ante todo, un deber moral. Un imperativo categórico. La democracia es un mal que se está llevando por delante a todas las naciones europeas. La soberanía nacional, que debe ser ejercida por los trabajadores de las naciones, les ha sido sustraída. La democracia elimina del ser humano el ser un sujeto político. Les restringe ese derecho durante cuatro años. O acabamos con la democracia o la democracia acabara con todos nosotros. De esto, se deduce, que otra de las razones, sea por pura supervivencia.
📚 Contra la democracia: Un manifiesto contra el peor sistema de todos
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— Letras Inquietas (@let_inquietas) April 23, 2024
¿Cuál es tu definición de democracia?
La verdad, no puedo dar una definicion exacta más allá de considerarlo un sistema politico donde hay dos categorías: los opresores, que son una minoría (los políticos) y los oprimidos (los trabajadores). Lo que sí he aprendido a la hora de realizar el libro, es que no se puede desligar la democracia del capitalismo y del liberalismo. Toda definición que se quiera dar de ella debe abarcar los otros dos conceptos. Podemos señalar las democracias liberales europeas como el brazo armado del capitalismo para debilitar las patrias.
En la primera parte del libro, haces una extensa y pormenorizada vivisección de la democracia. Bajo tu punto de vista: ¿por qué es tan pernicioso el modelo demócrata? ¿Cuáles son los principales peligros que representa?
El mayor peligro de la democracia es el anestesiamiento del ser humano. En el libro hablo de la alienación democrática como una pérdida del sentido de sí mismo. La democracia se convierte en una actividad alienada y alienante en el sentido de que sólo es ejercida por una minoría en los parlamentos. Lo peor en este sentido es la fase final de tal alienación. Es decir, cuando el ciudadano justifica de manera vehemente el hecho de que se le haya quitado la capacidad de decidir sobre los asuntos que le son de interés.
Sin lugar a duda, el principal peligro es la pérdida de identidad. El cambio del ius sanguinis por el ius solis esta aniquilando nuestra identidad. Los europeos tenemos una identidad y se está dando la nacionalidad a gente de otras lugares para generar a un desarraigado en nuestra tierra. Y todo esto no es casual si no causal. Es decir, eliminando nuestras raíces les será más fácil controlar a la población. Una población a la que si le quitas todos los referentes con los que se pueda identificar, siempre sera más manipulable. Puede sonar demasiado alarmista pero repito lo dicho mas arriba. O acabamos con las democracias liberales o ellas acabaran con nosotros.
La segunda parte de Contra la democracia está más centrada en el caso particular de España. ¿Cuáles son los perjuicios que ha provocado la democracia tras la implantación del régimen del 78? ¿Nos ha proporcionado la democracia alguna ventaja o elemento positivo como país?
Tras la implantación del criminal régimen del 78, España dejó de ser una nación soberana para convertirse en una colonia anglosajona. Todo ello fue culminado con la entrada de España en la OTAN y la Unión Europea. Pero no solo esto: se entregó la patria a una casa real extranjera como es la casa Borbón, de origen francés. Dudo mucho que una dinastia francesa se vaya a preocupar de los problemas de los españoles. Por ello, una de las propuestas que se formula en este libro es la implantación de una república social, nacional y revolucionaria. Pero no solo esto, la constitución ha dado lugar a los separatismos periféricos que hoy están desgarrando a España y haciendo que estemos secuestrados por separatistas. Aquello de que la constitución destruye la nación es hoy más cierto que nunca. No creo que la democracia haya traído nada bueno a nuestro país, ciertamente. Tampoco lo creo del régimen anterior, que fue con el que empezó a venderse nuestra patria al mejor postor. Se ganó la guerra al marxismo pero se perdió la posibilidad de hacer la revolución necesaria para hacer de España un lugar mejor.
¿Es España una democracia o un sistema de partidos amparado bajo esa denominación?
Ambas cosas. Es una democracia tal y como el capitalismo a impuesto pero tambien un sistema de turnismo político. Cuando gobierna un partido (por ejemplo, el PP) y el sistema capitalista lo da por amortizado, se cambia por otro ( el PSOE) y asi ad infinitum. Cuando el sistema de turnismo politico se vio amenazado, tras la crisis del 2008, el propio sistema creo partidos muletas (Podemos, Ciudadanos, Sumar o Vox) para apuntalar a estos dos partidos y que no se produjera ningun cambio. Estos partidos muletas, tanto a izquierda como a derecha, sirvieron en su momento para ir canalizando el descontento existente con los dos partidos grandes. Y una vez que dejan de servir, el sistema los elimina (como ha sido el caso de Ciudadanos y Podemos) y crea otros para que la rueda siga girando (Sumar y Vox). En la actualidad, hay dos opciones: que partidos como Sumar, Mas País o Vox terminen por desaparecer volviendo al sistema bipartidista o bien (y a esto le doy pocas probabilidades) se creen más partidos muletas.
Los demócratas insisten en que no hay más sistema que el suyo. ¿Hay alternativas?
Por supuesto. La historia nos ha demostrado que otros sistemas han funcionado, por eso, el capitalismo terminó con ellos. Al igual que terminó con la Unión Soviética cuando dio por amortizada a esta. Siempre nos quedará la duda de si hubiera funcionado el nacionalsindicalismo español de Ramiro y de las JONS. El nacionalsindicalismo se adapta perfectamente a las necesidades del ciudadano español, si bien es verdad, que para nuestra desgracia, creo que no se llegó a desarrollar del todo por las circustancias bélicas. Pero, para poder llegar a un sistema superador del actual, hace falta que el pueblo español tome conciencia de dos cosas muy importantes señaladas por Jose Antonio: la primera, que tome conciencia de ser una unidad de destino en lo universal. Y la segunda, que encuentre una misión historica común para poder superar todas las desavenencias creadas entre españoles. Yo lo tengo claro: esa empresa común es la salvacion de España y de sus gentes.
Hay una cuestión curiosa y particular de la posmodernidad. No existe político y/o que no se autodefina (y quizás se autoperciba) como demócrata mientras que discute que el resto lo sea. ¿Puede ser todo el mundo demócrata o realmente nadie es demócrata?
En filosofia del lenguaje, solemos decir que si todo es A entonces nada es A. Este ejemplo lo podemos ver con lo que esta pasando con la ley trans: si todo el mundo puede ser mujer, nadie lo es. Esta ley está provocando un borrado sistemáico de las mujeres. Lo mismo se puede aplicar con el termino demócrata. Si todo el mundo es democrata, nadie lo es. Y aquí surge la pregunta: si nadie es demócrata, ?entonces qué? Esto sirve para ejemplificar lo siguiente: los politicos de turno dicen que los problemas de la democracia se solucionan con más democracia. Esta pérfida afirmacion lo que esconde es un sistema donde más democracia significa más poder para ellos y muchos menos para el ciudadano. La democracia se convierte en autocracia.
Francis Fukuyama aseguró en su El fin de la historia que había llegado una suerte de era interminable del liberalismo político. Años después, se retractó. Los demócratas aseguran que el sistema que defienden es el menos malo de todos. ¿Llegará el día en que, como Fukuyama, se retracten?
No, no creo que vayan a retractarse. Saben a conciencia lo que hacen. Lo saben perfectamente. Solo se retractarán si el pueblo, a través de la revolución, logra por la fuerza que lo hagan.
Lo que voy a exponer ahora es, simplemente, teleología. No hay manera empirica de demostrarlo, puesto que no existe una ciencia histórica y los sucesos históricos no siguen ninguna regla matemática. Pero la historia nos demuestra (por inducción) que todos los grandes imperios han caído. Por lo que llegará un punto en la historia en el que la democracia y el sistema capitalista terminen cayendo (quizás sea ese el verdadero fin de la historia) y, cuando esto suceda, solo tenemos dos salidas: o el salvajismo y la barbarie o la nación, la comunidad y el socialismo. Quizás, cuando el derrumbe del sistema sea inevitable, aquellos que han provocado la caída de occidente se arrepientan, pero no lo creo. Ellos son el mal. Nosotros el bien, la belleza, la bondad y la justicia.