Para ponernos en situación. La estela de Zurita es una estela en forma de disco encontrada en Zurita, municipio de Piélagos, en Cantabria. Echa de piedra arenisca, está labrada con bajorrelieves de 2 metros de diámetro. La datan de entre finales del siglo I a.C. y principios del siglo I d.C., aunque se asegura que es »prerromana». Forma parte del escudo del municipio de Piélagos pero se comenta que fue transportada a Zurita desde otro lugar, tal vez desde el valle de Buelna. Ahora se encuentra en el »Museo Regional de Prehistoria y Arqueología de Cantabria», en Santander.
En uno de sus lados representa un caballo y dos supuestos guerreros armados que parecen estar cubiertos con pieles de animales. Se comenta que puede estar relacionada con la costumbre de algunos pueblos prerromanos que realizaban sacrificios de caballos a modo ritual. Se dice que el caballo tiene atadas las patas, además de situar los cascos de las mismas un poco por encima del suelo. También nos informan de que la posición de su cuello y cabeza, ligeramente echada hacia atrás, hacen pensar que el caballo intenta recular.
Debajo de esa escena se observa un guerrero muerto siendo devorado por lo que se dice que es un buitre. Esta última escena está asociada tanto al culto solar de tradición celta (no estoy de acuerdo) como al séquito de una deidad de la guerra. Los buitres llevarían al hombre al cielo. Por otro lado, también entre círculos concéntricos representando cuatro lunas crecientes que te dicen que probablemente se tratase del paraíso al cual llegaría el guerrero.
Bueno, pues hasta aquí lo que se dice, más o menos, oficialmente. Ahora me toca a mi.
Tácito en su libro »Germania» (»La Tierra de los hombres Bere»), nos dice que… »era peculiar de los germanos recurrir a los presagios y admoniciones de los caballos. Están cuidados a expensas públicas en los mismos bosques y arboledas, blancos y no alcanzados por ningún trabajo profano. El sacerdote y el rey o príncipe de la ciudad los acompañan tras uncirlos a un carro sagrado y observan sus relinchos y su piafar. No hay otro auspicio con mayor crédito no solo para la plebe, sino también entre la nobleza y los sacerdotes; piensan que, si ellos son los ministros de los dioses, aquellos son sus confidentes.»
Es curioso de nuevo observar también que el caballo »tótem» representa para los nativos americanos un ayudante, un mensajero y un precursor del conocimiento del llamado por ellos »Gran Espíritu» (Dios).
¿Qué estoy pretendiendo decir con esto? Pues que la escena del caballo no tiene porqué reflejar un sacrificio de ese caballo, pues para mi es el verdadero protagonista de la estela. Al animal yo no le veo atado por las patas (ni por ningún sitio), y está con los cascos algo por encima del suelo porque se le da la importancia de mensajero de la divinidad como yo creo que es su misión en la Tierra (de ahí los círculos concéntricos). También porque nos quiere transmitir el artista sensación de movimiento. Otra cosa que nos dicen es que tiene el cuello como echando para atrás, y que está reculando. Como he dicho sobre Tácito en la descripción, »los germanos observaban los relinchos y el piafar» del animal (es decir, se mueve) para adivinar mensajes de los dioses y eso es lo que posiblemente están observando las dos figuras.
Y es que los investigadores se contradicen, primero que es un caballo que van a sacrificar y luego que hay un jinete encima del caballo. ¿Van a sacrificar un caballo con un jinete todavía encima de él?. La verdad es que he descubierto que desgraciadamente para mi el estudio de las estelas llamadas »cántabras», sobre todo en mi tierra, deja mucho que desear.
Resumiendo. Aunque durante generaciones se pretenda decir lo contrario, los pueblos germanos, galos, britanos, hispanos o celtíberos son »primos», con culturas similares porque provienen de un tronco ancestral común, que es la antigua Atlantis. Por tanto son los llamados Hiperbóreos, Arios, Celtas, los Beres de Eleazar y este pueblo como nos describe este hombre no hacían sacrificios de ningún tipo y menos de caballos pues era un animal sagrado para ellos. Además, no adoraban al Sol (otra falacia que nos cuentan) sino a un Dios único, por tanto el símbolo de la media Luna (las Lunas crecientes, por ejemplo), significan alineaciones lunares y están en la posición en la que precisamente intentan interponerse al Sol, astro al que precisamente adoran los Paios según Eleazar.
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