Lo propuesto, sajo y aclaro, es, por supuesto, únicamente una hipótesis de trabajo que se sustenta en indicios e inferencias abrumadoramente lógicas y cuyo propósito no es injuriar o calumniar a nadie. No hay ni puede haber pruebas directas de la autoría estadounidense mientras no se desclasifiquen documentos de alto secreto de las agencias de “inteligencia” o alguno de sus operativos confesara motu proprio; pero sí hay comparativamente sobre la misma más indicios fácticos y racionales que sobre la autoría de Jamal Zougam, por poner uno de los ejemplos señeros, quien, sin embargo, fue condenado a 42.000 años de prisión víctima de un dudosísimo proceso judicial. Zougam, patsy, cabeza de turco, chivo expiatorio, presa fácil. Un primo, vamos, como el resto de la célula «islamista». Reitero, mi propósito: algo de luz veraz sobre lo que sucedió la mañana del 11 de marzo de 2004 en Madrid, 911 ( 9-11) días después del autoatentado del 11-S.
Yigladismo
Una astracanada con nada menos que tres versiones oficiales, a cada cual más falaz e inverosímil: Al Qaeda (con sus respectivas destrucción y creación de pistas a lo Pulgarcito: rauda volatilización de los trenes, delirantes reivindicaciones, furgoneta de Alcalá, fabricación policial de la mochila de Vallecas, locutorio de Tribulete 17, el AVE de Mocejón, falso suicidio de los supuestos “terroristas” en Leganés, el automóvil Skoda Fabia…), ETA (Asier Eceiza Ayerra et al.) y servicios secretos franceses y marroquíes (la postrera y defensiva villarejada).
Cualquier cortina de humo, de densísimo humo, para no apuntar a la verdad, fuego presuntamente «amigo»: Gladio «islámica» (concretamente, saudí), pues, yigladismo, Gladio bis, Gladio 2.0, cambiando rojos por barbudos. Gladio parcialmente rediseñada tras el hundimiento da la “amenaza comunista” occidental, en donde la difusa zona gris entre terroristas «yihadistas», chotas, confites, soplones, colaboradores y agentes/ejecutores de las cloacas del Estado deviene asombrosamente semejante al GAL y los terroristas «ultraderechistas» o «fascistas» que apuntalaron red terrorista OTAN Stay Behind desde el inicio de la Guerra Fría.
El «amigo» americano. El neocon sionista. La huella atlantista. La conspirativa e infame sombra del Pentágono. CIA (programa de «entregas extraordinarias») y Agencia de Seguridad Nacional (NSA). Los mismos que planificaron el autoatentado del 11-S (y en el metro londinense, en 2005, el 7-J) e inventaron fantasiosamente las armas de destrucción masiva de Sadam Hussein a fin de legitimar obscenamente la invasión y destrucción de Iraq en beneficio del Estado de Israel son quienes también organizaron entre otros muchos atentados, barbaries y sevicias nuestro aciago 11-M. La masacre de Atocha, aunque su axial hermenéutica devenga esencialmente en clave exterior, también, en el ínterin, culmina un proceso anti-español de renuncia «occidental» a la soberanía nacional iniciado por Franco en 1953 (Pactos de Madrid) que continúa durante la Transición/Transacción marca CIA hasta llegar al mismísimo día de hoy.
José María Aznar
Y emerge la trama perpetradora (la primera, posteriormente otras dos: encubridora y política/mediática intoxicadora): unos 100 agentes/mercenarios de élite P2OG (Proactive, Preemptive Operations Group, P2OG, PPOG), creación año 2002, infiltración y fabricar el terrorismo que se va a combatir (la unidad P2OG actuó en España bajo la rúbrica general de SEAL -Sea, Air, Land: Mar, Aire, Tierra-, también denominado DEVGRU, acrónimo de las palabras: DEVelopment GRoUp: Grupo Naval de Actividades Bélicas Especiales de Estados Unidos ).
Y las conclusiones que se pueden extraer del citado documento P2OG (John A. Gordon era el asesor de seguridad nacional responsable de la unidad P2OG en la época en que fuera fundada. El 11-M habría sido planeado quizá bajo su dirección, pero cuando se perpetró la atrocidad, Gordon había sido ya sustituido por otro responsable, a saber, John E. MacLaughlin), en el contexto interpretativo de la autoría de la OTAN, con inequívoco e indispensable auxilio del Mossad, son brutalmente palmarias y determinantes, a fuer de desoladoras, para llegar a comprender en toda su trágica hondura el 11-M y los hechos inmediatamente posteriores:
1/ En 2001, el servil atlantista Aznar firmó con USA un pacto que autorizaba a unidades estadounidenses de operaciones encubiertas actuar en España sin control judicial (hasta entonces ya podía hacerlo la CIA, también «gracias» a Aznar).
2/Miguel Corsini, a la sazón presidente de RENFE, era un vasallo eminentemente pepero. Actuaba a las órdenes del ministro de fomento, Francisco Álvarez-Cascos, quien a su vez no pudo tomar la decisión de destruir los trenes más que a instancias de Aznar. Ergo, Ansarín, más que probable, ordenó la destrucción de los trenes. Este inquietante indicio clarifica definitivamente el misterio de la autoría del 11-M.
3/ En 2002 el gobierno estadounidense autorizó la creación de la unidad P2OG, cuya finalidad expresa y abiertamente reconocida era (a) la perpetración de atentados de falsa bandera, (b) atentados incentivados/consentidos ( wahabismo saudí con el completo laissez faire, laissez passer del Estado Profundo de Yanquilandia) o (c) atentados por infiltración de agentes provocadores (mixturando a y b).
4/ Desde el 4 al 10 de marzo de 2004 se organizaron unas maniobras/simulacros, «ejercicios anuales de gestión de crisis» («annual crisis management exercise«, CMX 2004) de la OTAN (James Logan Jones Comandante supremo de la citada y terrorista OTAN desde 2003 a 2006) que fingían un atentado terrorista «yihadista» con aproximadamente 200 víctimas.
5/ El 11 de marzo, es decir, justamente al día siguiente, se perpetró la salvajada de Atocha (y en Téllez, El Pozo, Santa Eugenia…) que, añadidas los chivos expiatorios de Leganés (también, ex hypothesi, víctimas de la trama encubridora de cloaca policial/judicial española, a pesar de su presunto historial “islamista radical”), ocasionó exactamente casi 200 fallecidos. Exactamente 193, víctimas, a quienes, no lo duden, va dedicado este artículo.
Israel
Verint Systems Inc. (antes Comverse) y sus cámaras de vigilancia. El omniabarcante y benthamiano panóptico ( por ejemplo, sistemas de escucha satelitales “aliados” como ECHELON, PRISM y otros: memento Snowden) que, “casualmente”, cuando más conviene, deja de funcionar (las cocheras donde “duermen” los trenes). Verint es una fachada tecnológica que actúa para la agencia de “inteligencia” israelí, el Mossad (Verint, también se hizo cargo de la seguridad del Metro de Valencia un año antes de ocurrir el accidente que ocasionó la muerte de 43 personas, hecho ocurrido en 2006: ¿atentado sin reivindicar, entonces?).
Y Renfe/Adif, como tantas corporaciones empresariales y financieras-bancarias españolas, colabora estrechísimamente con el Estado de Israel en asuntos de seguridad. Por ejemplo, en cursos organizados en Israel por el Security and Intelligence Advising, probablemente otra – otra más – tapadera de espionaje y seguridad del citado Mossad. Bozalistán (antaño España) e Israel, mantienen óptimas relaciones en materia militar, armamentista y de “seguridad”. Antes, durante y, también, después de la farsemia/falsemia/plandemia covidiota para idiotas. Más farsa para la plebe: toda la puta vida igual.
Y pululando en la farsa, también, unos forenses israelíes (Ricardo Nahman, Zipora Kahane. Arian Davidson) procedentes del prestigioso Instituto Greenberg. que estuvieron a punto de participar en las autopsias del 11-M. Una presunta invitación de autoridades y forenses españoles. Y el papel jugado por el embajador español en Israel en ese momento, Eudaldo Miralpeix y Martínez, VII barón de Abella. Y contra todo pronóstico, (¿sí?) el rechazó del sionista Aznar («Los que idearon el 11-M no están ni en desiertos remotos ni en montañas lejanas») y de la directora de las autopsias, Carmen Baladía Olmedo, ante tan «sugestiva» invitación. Y el inquietante papel de Yehuda Hiss, claro.
En fin.